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((**Es3.442**) la clase popular y también de algún colegio famoso por los buenos resultados de alumnos pertenecientes a familias señoriales o de clase media. Don Pedro volvió a Turín a primeros de 1850, con estudios y apuntes que podían ayudar a la finalidad por ((**It3.575**)) la que había hecho el viaje. En tanto don Bosco pensaba en los seminaristas que un día debería dirigir y pidió y obtuvo de monseñor Gentile los reglamentos de los seminarios mayor y menor de la diócesis de Novara. Así, unidas la oración, el estudio y la propia experiencia, se preparaba para organizar, cuando llegase el momento, el nuevo mundo que rumiaba su mente. Pero, antes de acabar el año 1849, sucedió algo sorprendente, que el padre Juan José Franco, de la Compañía de Jesús, recuerda en la carta que hemos reproducido en el capítulo anterior. Después de afirmar su persuasión de que, dada su extraordinaria bondad, le parecía natural que don Bosco realizase verdaderos milagros, añadía: <>. ((**It3.576**)) Nosotros narraremos cómo sucedió el caso. El año 1849, el domingo siguiente a la fiesta de Todos los Santos, don Bosco, después de hacer en la capilla el ejercicio de la buena muerte, acompañó a todos los muchachos del Oratorio, internos y externos, a visitar el camposanto y rezar por el alma de los difuntos. Habíales prometido las castañas al volver a Valdocco. Mamá Margarita había comprado tres sacos, pero, pensando que su hijo no necesitaría más que unas pocas para divertir a los muchachos, puso a cocer únicamente dos o tres cazos. José Buzzetti, que se adelantó al grupo de muchachos a la vuelta, entró en la cocina, vio que hervía (**Es3.442**))
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