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((**Es3.361**) durante poco más de un año, porque era la casa Pinardi, y no otra, la destinada a ser la sede del Oratorio festivo y del internado. En efecto, él había empezado a adaptar las distintas dependencias de la nueva casa a las necesidades de la obra. Pero, después de algunas exploraciones, se comprobó que los muros, por el ((**It3.463**)) mal material y la defectuosa construcción, no resistían los trabajos que se proyectaban y no hubo más remedio que suspenderlos. Además, se precisaba desembolsar una gran suma para la adaptación que se proyectaba, cuando aún no estaba pagada la mayor parte de lo que se debía por la compra, a saber, más de once mil liras, y corrían los intereses. Al mismo tiempo, era preciso proveer a todo lo necesario para la manutención de sus jóvenes. El aumento de impuestos, los negocios mermados, la apremiante necesidad de socorrer a las familias de tantos soldados muertos en batalla, la creciente miseria que se dejaba sentir entre la gente del pueblo, distraían muchas limosnas que antes recibía él. Y viendo que no era posible tener tan presto una casa segura, donde mejor cimentar y agrandar su Institución, se resignó a esperar tiempos mejores. Decidióse, pues, a revender la casa Moretta. Dividióla en dos lotes, lo mismo que los terrenos contiguos, cedió todo a diversos compradores y consiguió una notable ganancia. La primera reventa se hizo el 8 de marzo de 1849 y la segunda el 10 de abril. Las demás, el primero de junio. Así se libró de la deuda y aún le quedó un remanente para atender por algún tiempo a las necesidades de su hospicio. (**Es3.361**))
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