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((**Es3.287**) Otra vez le dijo a uno, que aprendía el oficio de mala gana: -Don Bosco suda de la mañana a la noche para ((**It3.367**)) buscarte un pedazo de pan, y >>tú no quieres trabajar? >>No te remuerde comerlo a traición? íQué vergüenza! >>Es posible que no tengas corazón? >>No quieres consolar a quien tanto te quiere? Si no aprendes el oficio, >>cómo te ganarás el pan cuando seas mayor? Tendrás que comer >>y cómo te las arreglarás? >>Quieres ir a parar a la cárcel? Desgraciado ahora y desgraciado después; infierno aquí e infierno allí. A uno, siempre a la greña con los compañeros, le decía: ->>Sabes lo que pareces? Pareces peor que un animal. No sé yo qué diferencia hay entre ti y un animal irracional. Los caballos y las ovejas no se pelean entre sí y casi casi se diría que, en comparación son mejores que tú íPegar a los compañeros! >>Pero no es Dios padre de todos? >>Y no son los compañeros tus hermanos? >>No comprendes que quien se venga, un día, será castigado por el Señor? Y, si sorprendía a uno comiendo con ansia y en demasía o bien abatido por una indigestión, respondía: -Mira: los animales, que son unos animales, sólo comen lo que necesitan y nada más; y ítú quieres perder la salud de esta manera! El que no sabe frenar la gula no es hombre; la gula es madre de mil vicios. >>Quieres morir joven?, >>quieres acabar tus días en un hospital? Sucedió en una ocasión que llegó un muchacho, recogido en mitad de la calle, que no quería ir a trabajar durante las primeras semanas. Al pasar junto a ella la esquivaba; pero ella le llamó y le dijo: -Tú no quieres trabajar; quieres comer a costa de los demás. Pues, mira: cuando seas mayor y salgas de aquí, no te quedará más remedio, para vivir, que robar o ser un asesino: ese es tu porvenir. ((**It3.368**)) Intentaba el muchacho apostrofado escabullirse, pero la buena madre reteniéndolo, continuó: ->>Ves allí el Rondó?; -y le señalaba el lugar cercano donde ejecutaban a los sentenciados a muerte-. íQuizá te está esperando allí la horca! íPobre desgraciado! Créeme; mira por ti mismo. Y el muchacho rompió a llorar. Entonces Margarita, con voz cariñosa, añadió: -Pero todo tiene remedio, >>sabes? Si quieres ser bueno, es fácil. Desde hoy sé obediente, respeta a tus superiores y ponte a trabajar. íComienza por rezar bien, comienza por rezar bien! (**Es3.287**))
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