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((**Es3.271**) el chiquito, ya huérfano de padre, perdía a su madre. Un hermano mayor suyo estaba en el ejército; y él, al quedarse solo con una hermanita, para colmo, fue puesto de patitas en la calle por el dueño de la casa, porque su madre no había podido pagar el alquiler durante el tiempo de la enfermedad. Caminaba un atardecer don Bosco hacia Valdocco y, casi al llegar al Rondó, oyó los sollozos de un chiquillo. Se acercó y vió a su barberillo deshecho en amargo llanto. ->>Qué te pasa, Carlitos?, le preguntó. Y el pobrecito, con un hablar interrumpido por los sollozos, le contó la triste historia. Don Bosco se conmovió, y como si Dios le hubiese hecho encontrar un tesoro, tomó de la mano al desolado huerfanita y se lo llevó consigo a casa. La hermanita, a su vez, encontró alojamiento en casa de una cristiana y pobre mujer y, luego, fue colocada en el hospicio de Casale Monferrato, donde acabó sus tiernos años en la paz de Dios. Nuestro jovencito fue instruido y creció piadoso y de buenas costumbres, conservándose siempre muy amigo de don Bosco. ((**It3.346**)) Una mañana se encontró don Bosco un muchacho con la ropa hecha jirones, mojado por el rocío de la noche, sentado en el bordillo de una avenida, temblando de frío, y con las señales de muchos dolores en la cara. ->>Qué haces aquí solo? -Me echó mi padre ayer de casa... -Habrás hecho alguna de las tuyas. -íNo! Mi patrón me echó de la fábrica porque no era capaz de hacer ciertos trabajos. Y después, al volver a casa, agarró furioso un palo y yo tuve que huir. ->>Cómo te llamas? -Andrés S... ->>Has comido? Y el muchacho, bajando la voz, respondió: -He robado un bollo al panadero. ->>Y si te llevan a la cárcel, pobrecito mío? El muchacho se echó a llorar. Don Bosco le consoló con afectuosas palabras, lo llevó al Oratorio y, según su costumbre de devolver los muchachos a sus padres, calmarlos si estaban ofendidos y hacer pedir el correspondiente perdón a los hijos, envió al padre Giacomelli para que intercediera en su nombre en favor de aquel pobrecito. Pero su padre se mostró duro y no se dio a razones; entonces don Bosco compadeciéndose, aumentó con uno más el número de sus recogidos. (**Es3.271**))
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