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((**Es3.23**) en las almas verdadero dolor de sus culpas. Acostumbraban ciertos libros piadosos, muy difundidos entonces en el pueblo, a tratar demasiado teológicamente el tema de la confesión. Se lamentaban los muchachos de no saber cómo arrepentirse de sus pecados; y de que las oraciones de aquellos libros eran demasiado abstrusas y prolijas. Por consiguiente no es para decir cómo se alegraron cuando don Bosco les presentó El Joven Cristiano. Seguían a las oraciones del sacramento de la penitencia otras para prepararse y dar gracias después de la comunión. Estas se leían en alta voz después de la consagración, en los días de comunión general, interrumpiendo las preces para asistir a la santa misa y repitiendo la multitud en alta voz las frases pronunciadas por el lector. Para aquéllos que, por cualquier motivo, no podían acercarse a la Mesa Eucarística, añadía don Bosco: <>. Este deseo, por él suscitado, conducía cada domingo a más de un centenar de muchachos a la santa comunión. No se olvidó de presentar una hermosísima oración para la visita al Santísimo Sacramento, seguida ((**It3.14**)) de la Corona en honor del Sagrado Corazón de Jesús, y las vísperas propias de esta fiesta. Esta devoción, a la que en aquellos tiempos se oponían muchos, influenciados por errores y prejuicios jansenistas, y que más tarde fue origen de los más hermosos triunfos de don Bosco, empezaba ya entonces a enraizarla en los corazones, y advertía cómo la Corona en honor del Sagrado Corazón de Jesús podía también servir para hacer las novenas de todas las fiestas de nuestro Señor Jesucristo. >>Quién podría enumerar las veces en que millares y millares de niños, turnándose ante el santo tabernáculo, repitieron y repetirán constantemente estas afectuosas plegarias de fe y de reparación por las ofensas recibidas por el Divino Corazón en la Santa Eucaristía de los herejes, infieles y malos cristianos? Recordemos también que don Bosco fue el apóstol de la visita al Santísimo Sacramento. Pero el amor de Jesús a los hombres hay que celebrarlo con los misterios de su nacimiento, su pasión y muerte. Y El Joven Cristiano contiene las llamadas profecías de Navidad, los cánticos, los himnos, las antífonas solemnes propias de la novena, que debían cantarse con toda la grandiosidad y ternura del rito. En cuanto a la pasión, don Bosco mismo compiló una manera práctica para hacer el Vía Crucis, cuya catorce estaciones están redactadas(**Es3.23**))
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