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((**Es3.162**) en las afueras de esta capital, a fin de encender más y más en la piedad a los muchachos que en gran número acuden, desearíamos vivamente erigir en él la santa práctica del Viacrucis; por lo que respetuosamente recurren a la pastoral solicitud de V.E. Reverendísima. ((**It3.199**)) Suplicándole humildemente se digne concederles este favor, delegando en quien S.E. determine para la erección del mismo... Es gracia que...>>. El 11 de noviembre de 1846 fue concedida la implorada erección del Viacrucis con la cláusula de que se encargara a un religioso sacerdote franciscano, designado por su propio superior, salvos los derechos arzobispales y parroquiales. La concesión estaba firmada por el canónigo Celestino Fissore, provicario general y por el téologo Gattino, Párroco. La firma del propietario Francisco Pinardi atestiguaba su consentimiento. El 1.§ de abril, Fr. Antonio de la Orden de Menores Observantes de San Francisco, Guardián del Convento de Santo Tomás de Turín, delegaba en el padre Buonagrazia, predicador y confesor aprobado por el Ordinario, para erigir las referidas estaciones. Don Bosco había comprado los catorce cuadritos con las respectivas cruces, por doce liras. Su pobreza no le había permitido mayor desembolso. El mismo día 1.§ de abril, jueves santo, con toda solemnidad, en presencia de muchos jóvenes, el padre Buonagrazia, siguiendo las normas de la Sagrada Congregación de la Indulgencias, bendijo los cuadros de las catorce estaciones, los llevaron procesionalmente alrededor de la capilla y fueron colocados en los sitios señalados. A cada cuadro que se colocaba se conmemoraba la estación que representaba. Era la primera vez que se seguía el modo abreviado para practicar el Viacrucis impreso en El Joven Cristiano. Hubo cantos y el franciscano pronunció un fervorín. El viernes santo quiso don Bosco repetir este ejercicio de piedad, enriquecido por los Sumos Pontífices con indulgencias sin número. >>Se podía hallar un medio ((**It3.200**)) más eficaz para dar a conocer el amor inmenso que tiene Jesús a los hombres y el deber que éstos tienen de corresponderle? Compenetrados con estos sentimientos los jóvenes del Oratorio, todos artesanos, cumplieron con Pascua el domingo de Resurrección. Aunque don Bosco les había dado entera libertad y comodidad (**Es3.162**))
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