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((**Es3.138**) y después, al ser conocida la verdad, seréis tenidos por mentirosos, y quedaréis deshonrados ante vuestros superiores y vuestros compañeros. Un buen hijo debe ocuparse de las cosas propias de su estado y dirigir sus acciones al Señor, diciendo: Señor, os ofrezco este trabajo, bendecidlo. Antes y después de comer haced la señal de la santa cruz y rezad una breve oración. No os ruboricéis de aparecer como cristianos también fuera de la iglesia. >>Leed durante el día algún trozo de la vida de cualquier santo, por ejemplo, la de San Luis, o bien una de las consideraciones que van al principio de este libro. Pensad alguna vez en los avisos que os dio el confesor en la última confesión. Recitad tres veces al día la salutación angélica, en las horas establecidas. Acompañad al Santo Viático cuando es llevado a los enfermos, y si no podéis ir, rezad un padrenuestro y una avemaría. Repetidlo cuando toca la campana a agonía, si no os fuera posible ir a la iglesia a rezar por el moribundo. Y al doblar las campanas a muerto, decid el Requiem aeternam en sufragio del alma que acaba de pasar a la eternidad. Rezad por la noche el santo rosario, si no lo habéis ((**It3.167**)) rezado durante el día, en compañía de vuestros hermanos y de vuestras hermanas, pero devotamente, sin prisas, sin apoyaros groseramente sobre la mesa o los escaños o sentados sobre los talones. Después de las oraciones de la noche, deteneos unos instantes para examinar el estado de vuestra conciencia y, si os encontráis culpables de algún pecado, haced de corazón un acto de contrición, prometiendo confesaros lo antes posible>>. Don Bosco, a la par que había adjuntado a éstos otros importantísimos avisos en El Joven Cristiano, para que tuvieran lejos de sus almas el pecado los jóvenes que vivían con sus padres, imprimía en el Reglamento del Oratorio otras amonestaciones, más generales, para los que no vívian bajo la tutela de su familia.1 1 P. II, c. V.-Comportamiento fuera del Oratorio.-1. Recordad, jóvenes, que la santificación de las fiestas os trae la bendición del Señor sobre todas las ocupaciones de la semana; pero hay además otras cosas que debéis practicar, otras cosas que debéis huir también fuera del Oratorio.-2. Procurad cada día no omitir las oraciones de la mañana y de la noche y hacer unos minutos de meditación o, al menos, un poco de lectura espiritual, y oíd la santa misa, si vuestras ocupaciones os lo permiten. No paséis delante de una iglesia, una cruz o una imagen religiosa sin descubriros la cabeza.- Evitad toda conversación obscena, o contraria a la religión, porque San Pablo nos dice que las malas conversaciones son la ruina de las buenas costumbres.-4. Todos debéis manteneros lejos de los teatros diurnos y nocturnos, huir de las tabernas, los cafés, las casas de juego (**Es3.138**))
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