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((**Es2.412**) casi como en trueque, fue ((**It2.550**)) al Oratorio y contó a don Bosco lo sucedido en el palacio de la Marquesa. Don Bosco, que desde el principio de su sacerdocio había cooperado para introducir en algunos retiros y colegios de monjas de Turín el uso de oraciones especiales en honor de la divina misericordia, escribió sin más un libro que resultó muy apropiado para admirarla e inspirar viva confianza en Ella. Pero no quiso figurara su nombre por delicada cortesía con la Marquesa. El título era: Ejercicio de devoción a la misericordia de Dios. El desarrollo de su escrito se ajusta a la prácticas de piedad aprobadas y prescritas por Roma. Empieza con las súplicas de la Marquesa a la Santa Sede y la transcripción de los tres Rescriptos Pontificios citados. Luego continúa: <>. Estas reflexiones debían exponerse la víspera de este piadoso ejercicio, y todas las conferencias debían empezar con esta invocación: <<-íOh misericordia de Dios que imploramos no sólo para nosotros, sino para todos los hombres!>>. Los temas para las conferencias, enriquecidos con citas de las Sagradas Escrituras, eran éstos. Para los tres primeros días: -1. Dios reparte continuamente su misericordia a los justos y a los pecadores. Misericordia suya es todo cuanto concede a los hombres en el orden espiritual y en el temporal. - 2. Maravillosa bondad de Dios con los Paraíso de los santos, patria hermosa y sin igual, íah! tus glorias y tus cantos siempre, siempre durarán. íOh! cuán dulce será entonces con los ángeles hablar, estar siempre con María, oh, qué dicha sin igual. íQué contento, la belleza de Dios mismo contemplar; e inundarse en el océano de sus gracias y bondad! (N. del T.). (**Es2.412**))
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