Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es2.215**) conversiones recompensaba Dios la caridad de don Bosco, que bendecía las cruces solicitadas y sufridas por amor a las almas. Hay otros hechos que demuestran su constante disposición a someterse a cualquier trabajo, por grave que fuera, cuando se trataba de ayudar a un necesitado de socorros espirituales. Había en Turín, en 1845, varias familias alemanas y muchos compatriotas suyos eran soldados en el ejército del Piamonte. Eran pocos los sacerdotes que sabían su lengua, y como estaban muy ocupados en otros graves menesteres, no había quien pudiera confesarlos. Así que aquellas familias y soldados andaban completamente abandonados en lo tocante a religión. Algunas personas caritativas ((**It2.278**)) fueron a don Bosco y le hablaron de aquella falta de sacerdotes, suplicándole pusiera remedio. Qué hacer? Don Bosco no sabía el alemán y, como se acercaba el tiempo pascual, los alemanes deseaban cumplir con sus deberes religiosos. Algunos estaban gravemente enfermos en los hospitales. Entonces don Bosco, inflamado en ansias de apostolado, se empeñó en aprender su lengua. Adquirió una gramática y algún otro libro, buscó un buen profesor y durante más de un mes, se dio, por cuanto pudo, al estudio. Preparó luego un formulario con las preguntas más necesarias a un confesor, para tal clase de penitentes. Añadió las respuestas que podían darle, y unas breves consideraciones para excitar al dolor e hizo que el profesor se lo tradujera y explicara. Después de dieciséis lecciones, por las que pagó veinte liras, cantidad relativamente alta para su escuálida bolsa, empezó a confesar en alemán y quedó satisfecho al comprobar que, con la ayuda del Señor, se las apañaba bastante bien. Cuando se supo que don Bosco confesaba en alemán corrió la voz rápidamente de uno a otro y aquellos buenos alemanes acudieron a él y le brindaron la ocasión de cansarse un poco más en el confesonario. Se preocuparon, además, ellos mismos de llevarlo al hospital, donde fue recibido alegremente por sus compatriotas enfermos, algunos de los cuales murieron consolados con su asistencia. Esta afluencia a su confesonario duró casi tres años, hasta que surgieron las enemistades entre Austria y Piamonte y los alemanes se volvieron a su país. Mientras tuvo necesidad, don Bosco siguió estudiando el alemán, ampliando sus formularios con preguntas y respuestas, mas sólo para este determinado fin. Después dejo de cultivarlo, porque ya no lo necesitaba, de modo que más tarde sólo recordaba algunas ((**It2.279**)) palabras y frases. Una tarde del 1876 les contaba a sus muchachos: -Durante los primeros tiempos del Oratorio estudié un poco el (**Es2.215**))
<Anterior: 2. 214><Siguiente: 2. 216>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com