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((**Es2.208**) del Santo Angel. Así adquirirán más mérito y valor. La Iglesia ruega en la misa que el sacrificio sea presentado per manus Angeli, por mano de los Angeles: por eso, cuando asistís a la santa misa, presentad a la divina Majestad la hostia santa y el cáliz por mano de vuestro Angel. Hoy, pues, preparaos para asistir a la santa misa con especial devoción. 5. Dirigios en las tentaciones a vuestro Angel Custodio, diciéndole con el mayor afecto: Angel mio, asísteme en estos momentos y no permitas que ofenda a mi Dios. ((**It2.268**)) 6. Procurad aguantar las molestias que encontréis en el trato con los demás, especialmente con los de carácter y costumbres distintas a las vuestras, para gozar eternamente de la compañia de los santos ángeles en el cielo. 7. Huid, más aún que de la peste, de las malas compañias y las conversaciones sospechosas, en medio de las cuales vuestro buen Angel sólo puede veros con disgusto, porque vuestra alma está en peligro. En esas ocasiones podéis contar confiadamente con la asistencia del Angel de la Guarda. 8. Encomendad cada día, mañana y noche, vuestro corazón al Angel Custodio, para las últimas horas de vuestra vida y poned confiadamente en sus manos vuestra eterna salvación: in manibus tuis sortes meae (mi suerte en tus manos). Hoy le honraréis haciendo una visita a un enfermo o dando una limosna. 9. Aumentad cada día vuestra confianza en el Angel de la Guarda, porque es seguro que, si les sois fieles durante la vida, él intercederá en vuestro favor a la hora de la muerte y del juicio. Haced hoy un cuidadoso examen de conciencia y preparaos para una buena confesión. A este recuerdo añadía esta otra práctica: -Ingeniaos cuanto podáis para socorrer a las almas de los difuntos, que desde las llamas del purgatorio os piden socorro y compasión. Tanto más cuanto que con la medida que procuréis su bien, dispondrá Dios que otros lo hagan por vosotros. Ofreced hoy el rezo del Angele Dei y del Angelus Domini, con sus respectivas indulgencias, en sufragio de las benditas almas del purgatorio. Celebrad el día de la fiesta acercándoos fervorosamente a los santos sacramentos de la confesión y comunión. Acudid con fervorosas oraciones, llenas de confianza, a vuestro santo ángel, para que no permita que os manchéis con el pecado. ((**It2.269**)) Es de notar cómo, lo mismo en esta devoción que en todas las demás que recomendará, pone siempre por base la comunión frecuente. (**Es2.208**))
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