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((**Es2.203**) pronto llegó a tener en Turín otros bienhechores. <>. 1 ((**It2.261**)) Pero cuánto le costó a don Bosco este sacrificio, se supo en el 1886. Había él recomendado a algunos de los más antiguos del Oratorio que fueran en busca de limosnas y escribiesen cartas amistosas a sus conocidos y amigos, pidiéndoles que ayudasen a don Bosco, el cual, por estar delicado, no podía proveer a las necesidades de la casa. Como alguno le respondiera que no se sentía con ánimo para ello y que le faltaba la franqueza que caracterizaba a don Bosco, éste le replicó: -íAy, tú no sabes lo que me ha costado pedir limosna! Y, sin embargo, para gloria de Dios, para remediar las necesidades de sus huérfanos, persuadido, además, de que procuraba un beneficio a los mismos ricos, invitándoles a dar limosna, alejó de sí toda timidez inoportuna, todo respeto humano: y el Señor bendijo su humildad e hizo que encontrara inmensa simpatía y generosidad en el pueblo cristiano. Otra dificultad que debió superar, fue la de tener que alternar con señoras bienhechoras; pero alcanzó con ello otro gran bien. Cuando entraba en una casa señorial, su delicada reserva, su trato sencillo y desenvuelto, edificaban a todos. Jamás fijaba sus ojos en el rostro de los demás. Las buenas familias que lo conocían desde los primeros años de su apostolado atestiguan hoy día: -í Parecía que entraba un ángel en casa! 1 Proverbios XXII, 2. (**Es2.203**))
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