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((**Es19.73**) diversos votos de los jueces. Por fin, el día ocho del corriente febrero, reunióse toda la Sagrada Congregación de Ritos en presencia de Nuestro Santísimo Señor el Papa Pío XI, y el Eminentísimo Cardenal, más arriba citado, propuso a la discusión la duda siguiente: Si consta que el Venerable Siervo de Dios Juan Bosco ha practicado las Virtudes Teologales de Fe, Esperanza y Caridad con Dios y con el prójimo, lo mismo que las Virtudes Cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza y virtudes anejas, en grado heroico, en el caso v a los efectos del mismo. Todos los presentes, lo mismo los Eminentísimos Cardenales que los Reverendísimos Consultores respondieron afirmativamente por unanimidad; el Padre Santo acogió la votación con satisfacción, difirió, sin embargo, ((**It19.78**)) pronunciar la sentencia decretal y exhortó a los presentes a añadir, en asunto de tantísima importancia, fervorosas plegarias para obtener más abundancia de luces celestiales. Habiendo después establecido manifestar su pensamiento, eligió el presente día, Domingo de Sexagésima. Y así, después de celebrar el Santo Sacrificio, llamó ante sí al eminentísimo cardenal Antonio Vico, obispo de Porto y Santa Rufina, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos y Ponente de la Causa, junto con el Revmo. Mons. Salotti, Promotor General de la Fe y el infrascrito Secretario, y en su presencia, sentado en el solio Pontificio, sancionó solemnemente que constaba que el Venerable Siervo de Dios Juan Bosco había practicado las Virtudes Teologales de Fe, Esperanza y Caridad con Dios y con el prójimo, lo mismo que las Virtudes Cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza y virtudes anejas, en grado heroico, en el caso y a los efectos del mismo. Y mandó que fuese publicado este decreto e inscrito en las Actas de la Sagrada Congregación de Ritos, el día 20 de febrero de 1927. Después de la lectura, se adelantó hasta el trono don Francisco Tomasetti para presentar al Padre Santo humilde y sentida acción de gracias. Hubiera debido hacerlo el Rector Mayor don Felipe Rinaldi, pero estaba en Turín, víctima de un ataque gripal. Don Francisco Tomasetti, acompañado por el abogado monseñor Della Cioppa, el Procurador de la Causa comendador Melandri y el secretario de la postulación, dirigió al Papa las siguientes palabras: Beatísimo Padre: La auténtica y solemne declaración, hecha en nombre de Vuestra Santidad, sobre la heroicidad de las virtudes de nuestro Padre y Fundador, el Ven. don Juan Bosco, ha transformado en seguridad la íntima convicción que siempre han tenido de ella los hijos formados y crecidos en familiar convivencia durante largos años a su lado, lo mismo que los hijos, más numerosos, que él ha suscitado, en estos cuarenta años después de su muerte, y confiado a sus Sucesores para continuar y dilatar su obra educadora por todo el mundo. La declaración de hoy es para todos nosotros el favor más grande que Vuestra Santidad nos ha hecho, por lo cual nuestro reconocimiento salta de nuestros corazones con vivas llamas de amor filial a Vuestra Persona, y con más profundo cariño y devoción a la cátedra inmortal de San Pedro. Para expresar menos indignamente nuestra gratitud, necesitaría poseer la mirada, la sonrisa, la palabra y sobre todo el corazón de don Bosco, que fue, durante toda su (**Es19.73**))
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