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((**Es19.370**) protección del Santo sobre aquella casa la paz y la tranquilidad que en ella goza y el buen resultado obtenido por su numerosa prole. Se hospedó en casa del señor Luis Francisco Argenti, tío materno de la señora dicha y <>. Una hija del señor Argenti, la señora Ana De Angelis, esposa del Coronel presidente del tribunal militar de Mogadiscio y presidenta diocesana de las mujeres de acción católica en Somalia, escribe a Monseñor: <((**It19.448**)) hospedado por mi padre, con ocasión de su ida a Velletri, y conservo fresca la visión del Santo, mientras nos impartía la bendición a los niños, que estábamos arrodillados delante de él casi como en adoración>>. Su hermano Vicente, canónigo, entonces seminarista, no pudo estar presente; pero don Bosco se acordó de él. En efecto, le dejó un ejemplar de su Historia de Italia, que quiso llevarle su propio padre y entregárselo con sus propias manos. XIV En presencia de don Bosco El padre benedictino don Gregorio Campeis describe así (Praglia, 2 de septiembre de 1911) su encuentro con don Bosco, muy probablemente en Roma, en San Pablo. Siempre recordaré la impresión singular de veneración que tuve al encontrarme por vez primera ante el sacerdote don Bosco (septiembre de 1883). Su amable sonrisa, su compostura y gravedad junto a un trato amabilísimo, su insinuante y ponderada palabra quedaron profundamente impresas en mi alma; nunca, ante ningún otro personaje, ni siquiera ante los mismos Sumos Pontífices León XIII o Pío X, por quienes tuve el honor de ser recibido en audiencias privadas, experimenté la impresión tenida ante don Bosco. Pensé en la santidad personificada, XV Curación de un mudo Sor María Esperanza Forte, religiosa de Nuestra Señora de la Misericordia, nos escribía desde Varazze el 8 de septiembre de 1937. Tuve dos veces la fortuna de presenciar desde nuestra casa la llegada de don Bosco a Varazze. En la segunda visita, el año 1886, don Bosco vino a Varazze, desde Arenzano. En el trayecto de la estación al colegio era llevado en brazos. Iba muy cerca de él un hombre de Arenzano, alto de estatura, de cierta edad, el cual, agitaba un pañuelo blanco al aire y decía: -Ayer fui curado por don Bosco. Era mudo. Me presenté a él, explicándole por señas mi mudez y pidiendo gracia. El me dijo: Rece conmigo el Avemaría. Y recé. -El agraciado siguió a don Bosco hasta el colegio. (**Es19.370**))
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