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((**Es19.142**) colocación de la primera piedra de la iglesia y se considerase toda la obra como un monumento al Papa de la beatificación. Cuando don Fidel Giraudi le presentó los planos de la iglesia, expresó el Papa otro deseo: aconsejaba que se la diese mayor amplitud, pues parecíale cierto, como lo confirmaron los hechos, que crecería notablemente la población por los alrededores. Y más aún, casi a título de incentivo, ofreció un millón de liras; y no paró ahí su munificencia, ya que, durante el curso de los trabajos entregó, posteriormente, a plazos, otra cantidad igual. El sagrado rito se desenvolvió con la mayor solemnidad el día cuatro de junio por la tarde, mientras en la Basílica del Sagrado Corazón ((**It19.164**)) empezaban los Salesianos el grandioso triduo que suele celebrarse en la Urbe en honor de los nuevos Beatos. El terso cielo de Roma favoreció la sugestiva función, deslumbrante por su grandioso aparato. Había allí cinco Purpurados -Pompili, Hlond, Cerretti, Lauri, Gamba-, numerosos Obispos, muchas autoridades eclesiásticas y civiles, un numeroso grupo internacional de sacerdotes y religiosos, las Hijas de María Auxiliadora, Cooperadores y exalumnos en número considerable, varios colegios salesianos, que llenaban la inmensa área en torno al armazón que sostenía un bloque de piedra destinado a ser el centro sobre el cual se elevaría el nuevo templo. Tocó la banda de música una marcha y don Felipe Rinaldi explicó a los asistentes las razones remotas y próximas del homenaje que los Salesianos querían rendir al Pontífice felizmente reinante. A continuación del discurso, el cardenal Pompili, Vicario de Su Santidad, bendijo la piedra, que, después de recibir la primera paletada de cal, fue bajada lentamente hasta el fondo de la zanja. En una cavidad de la piedra se había encerrado un estuche de plomo con un pergamino y unas medallas. En el pergamino había esta inscripción: Bajo el Pontificado de Pío XI, en el año de su Jubileo sacerdotal, siendo Rey de Italia Víctor Manuel III y Duce de los Italianos Benito Mussolini, en el año VII de la Era Fascista, en el cual JUAN BOSCO padre y Legislador de los Salesianos, fue inscrito entre los Beatos, don Felipe Rinaldi, Rector Mayor de la Sociedad Salesiana, a fin de perpetuar la memoria de tan insigne suceso, hizo empezar en este nuevo barrio de Roma, bajo los auspicios y el nombre de tan gran Pontífice, el Templo dedicado a María Auxiliadora y el grandioso Instituto profesional para jóvenes aprendices y el Cardenal Vicario Basilio Pompili, bendijo la piedra angular, según el rito, el 4 de junio de 1929. Acabada la ceremonia, pronunció unas palabras el Cardenal oficiante; después visitaron los presentes las obras en construcción, que en su conjunto ocuparían (**Es19.142**))
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