Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es18.75**) aquellos señores una medalla de María Auxiliadora y dioles después su bendición. Poco más tarde, resultó interesante contemplar el interés con que escucharon sus palabras el Director de El Correo Catalán y un numeroso grupo de estudiantes universitarios y representantes de las escuelas nocturnas de Barcelona. Y, cuando éstos salieron, entró el Provincial de los Jesuitas con algunos padres. ((**It18.77**)) Al anochecer, dio la banda un concierto en el patio, todo él iluminado, y se clausuró la jornada con fuegos artificiales. Ante la avalancha de gente que acudió, hubo que dejar las puertas abiertas para contentar a todos. También don Bosco quiso gozar del espectáculo; pero, en atención a sus ojos, casi no los abrió más que para mirar un hermoso globo que se elevó a los aires, llevando escrito con grandes caracteres su venerado nombre y que voló después majestuosamente sobre la ciudad de Barcelona. LUNES, 12 DE ABRIL En el Diario de Barcelona, citado, apareció un segundo artículo, tejiendo un magnífico elogio a don Bosco, a su obra mundial y a los Talleres de Sarriá. El Director del diario había admirado, en su visita del día anterior, la fisonomía de don Bosco con destellos de santidad, inteligencia superior y una voluntad indómita. íCómo gozaba siempre don Bosco con los encuentros de antiguos alumnos del Oratorio! Uno de ellos, un tal Santiago Gherna, domiciliado en Barcelona, se apresuró a ir a verle y besar efusivamente su mano. Hacía años que padecía dolores en las piernas y sufría tanto que le costó mucho llegar hasta Sarriá. Cuando estuvo ante su bienhechor, le contó la historia de sus padecimientos y le dijo don Bosco: -No le des importancia, estáte tranquilo. Al decir esto le tocó las rodillas y después empezaron a evocar escenas de los primeros tiempos del Oratorio, recordando personas y episodios. Gherna se acordaba muy bien de que le había dicho a don Bosco el año 1860, cuando se despidió de él: -íVenga un día a Barcelona! A lo que don Bosco le había contestado con un tono, que él siempre consideró como la afirmación de algo seguro: ->>Y quién lo sabe? -Y ahora, exclamaba, se ha cumplido aquel quién sabe. (**Es18.75**))
<Anterior: 18. 74><Siguiente: 18. 76>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com