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((**Es18.630**) 56 Entrevista de un hijo de Sayuhueque con monseñor Cagliero El 9 de julio de 1886 entraba en la sala de visitas de nuestra casa de Patagones un hijo del cacique Sayuhueque, acompañado de su cuñado y del intérprete Juan Salvo, y pedía hablar con S. E. Mons. Cagliero. Mientras Monseñor llegaba, un salesiano llevó a los forasteros a visitar la nueva iglesia, que se está pintando, y nuestro colegio. Al volver a la sala de visitas, donde ya se encontraba Monseñor, el hijo del cacique, sirviéndose del intérprete, habló así: -Señor, ante todo le presento los cordiales saludos de mi padre y de toda nuestra gente, que ahora se encuentra descansando y con buena salud. Conocemos un poco la religión de los cristianos y sabemos apreciar a los ministros de Dios y especialmente al señor Obispo. Por esto hemos venido a visitarlo y saludarlo. A continuación sacó del bolso una tarjeta de visita del comandante Vicente Saciar, en la que recomendaba a Monseñor a su protegido, hijo de Sayuhueque, para que lo recibiese en nuestro colegio como alumno externo. Monseñor, con aquel afecto y cariño que le son característicos, agradeció la visitas, y, una vez leída la tarjeta, le dijo que el colegio estaba abierto para su hermanito y que lo enviase cuando desease. Y añadió: -Cuando usted vuelva, presente mis felicitaciones a su padre y al señor Comandante, y dígale que estamos aquí para servirles, ya sea enviando un sacerdote para que enseñe a los niños las cosas de Dios, ya sea para ayudarles en todo lo que podamos. ((**It18.747**)) -Lo sé, respondió el hijo de Sayuhueque; ustedes hacen mucho por nuestra gente. Por eso nos hemos alegrado al ver cómo los sacerdotes han bautizado a nuestros hijitos y a los bebés de la tribu. -Bien, bien, dijo monseñor. >>Y cuántos la forman? -Mil setecientos, entre grandes y pequeños. -íVaya! Son muchos. -Es cierto, señor. ->>Y hay con vosotros otras tribus más numerosas? -Sí, señor; la de Yancuche, que tiene casi ochocientos hombres. ->>Hay ya muchos cristianos entre vosotros? -Sí, señor; los mayores de edad todavía no; pero los niños ya son cristianos, puesto que fueron bautizados hace poco por dos misioneros jóvenes. De entre los mayores también mi padre se hizo cristiano en Buenos Aires, cuando era joven, y le pusieron por nombre Valentín Alsina. -Muy bien, diga a su padre que es preciso que vayamos el padre Domingo y yo a pasar algún tiempo por allí; y que también puede ser que les envíe dos monjas para enseñar a las niñas. Entonces prepararemos para recibir el bautismo a todos los que quieran; pero han de tener preparado un sitio donde reunir a la gente, para poder enseñarla. Y dicho esto, Monseñor le tendió la mano para despedirse; pero él hizo ademán de que tenía algo que decir: -Si me lo permite, señor, todavía deseo decirle otra cosa. ->>Y por qué no? Usted manda, hable libremente. -Señor, vengo a hacerle una proposición de parte de mi padre, el cual le hace saber que desea envíe un sacerdote, que se establezca allí y enseñe a los niños. (**Es18.630**))
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