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((**Es18.629**) nueva parroquia de Patagones, costaron muchos trabajos y la friolera de cincuenta mil francos. Las misiones dadas y las que se han de dar representan también un gasto serio: vienen a costarnos, por término medio, de dos a tres mil liras cada una. III. Las nuevas estaciones de Malbarco y Roca pesan todavía sobre nuestras espaldas, y ya usted, queridísimo Padre, está al corriente desde antes, de las diferentes peticiones y letras que se le han enviado desde aquí. Y, aunque la Divina Providencia, siempre haya venido en nuestra ayuda tempore opportuno, y últimamente a través de los RR.PP. Cartujos, a quienes estamos agradecidos de todo corazón y reconocidísimos en el Señor, sin embargo, conviene que le manifieste la necesidad que estas misiones tienen de la ayuda y caridad de nuestros buenos Cooperadores y Cooperadoras Salesianas. IV. Mientras el queridísimo Monseñor, con algunos de sus misioneros, desafiando los ardores del solazo de verano sobre las áridas arenas del desierto, subirá por las márgenes del río Negro y Neuquén hasta la cordillera, para pasar desde allí a Concepción de Chile, predicando, instruyendo y administrando los Sacramentos a las diversas tribus salvajes, entre las que se encuentran las del cacique Sayuhueque y Yancuche con más de dos mil individuos, don José Fagnano desafiará los cambios del mar y de las estaciones y tomará posesión de su Prefectura. Dentro de pocos días irá a Montevideo para concertar su partida hacia Punta Arenas. V. Quizá visite a don Angel Savio y a don José M.¦ Beauvoir en el río de Santa Cruz, para ver el modo de organizar excursiones a lo largo de la costa, por aquellos puntos. Aquí tiene, carísimo don Bosco, brevemente expuesto lo más importante de lo realizado con ayuda de Dios y de nuestros Cooperadores y Cooperadoras Salesianas, y por realizar en el corto espacio de casi un año. Dejo de notar las obras de menor importancia, las funciones solemnes, los bautismos de indios en esta residencia, las reuniones de las piadosas asociaciones, y muchas otras funciones que continuamente tienen ocupado a nuestro querido Monseñor, el cual sabe aprovechar la más pequeña circunstancia, y no ahorra nada que de algún modo pueda concurrir al incremento del espíritu católico en estas desgraciadas tierras. El buen Dios nos favorece a todos con una estupenda salud corporal, y esperamos que también aceptará nuestro grande y ardiente deseo de hacer algún bien a las almas. Carísimo don Bosco, cuando ésta llegue a sus manos, estarán a punto ((**It18.746**)) de empezar las fiestas de Navidad. Acepte, pues, las felicitaciones que de todo corazón le envían por mi medio sus hijos de Patagonia, a fin de que pueda gozar todavía ad multos annos unas felices fiestas en medio de sus hijos queridos. Que lluevan del cielo abundantes bendiciones sobre usted y se derramen sobre sus miembros para discurrir después y animar a todos sus hijos en las más santas empresas. Bendíganos, queridísimo Padre, a la entrada del Año Nuevo y que su bendición sea prenda de las bendiciones de Jesús y de María. Y finalmente, recuérdeme particularmente en sus santas oraciones a los pies de María Santísima Auxiliadora nuestra Madre, implorando para mí aquellas gracias que como usted sabe, tengo especial necesidad. Carmen de Patagones, 14 de octubre de 1886. Su afmo. y obediente hijo en Jesús, ANTONIO RICCARDI, Pbro. (**Es18.629**))
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