Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es18.599**) el Alcalde y demás autoridades, recordando aquel aviso del Espíritu Santo: <>. Relaciones con el pueblo El espíritu de nuestro santo Protector era el de darse a todos para todo, omnibus omnia factus; este mismo espíritu debe ser el alma de todos los Salesianos, y debe serlo, de modo especial, de aquel que ha sido llamado a regir una parroquia. Cuide, sin embargo, de que la caridad y el celo por las almas confiadas a su cuidado no le haga olvidarse de sí mismo. El recogimiento y el recato, necesarios a un sacerdote, son indispensables en un religioso. A fin de que se conserve así y aparezca de este modo ante los ojos de sus feligreses, tenga en cuenta lo que sigue: 1. Aun cuando uno de sus cuidados ha de ser el de atender las asociaciones católicas y especialmente la de los Cooperadores Salesianos, las conferencias de San Vicente de Paúl, la Compañía del Santísimo Sacramento para la Adoración de las Cuarenta Horas, y el acompañamiento del Santo Viático, y el de asistirlas personalmente, cuando pueda, para que se mantengan en auge, procure no mostrar nunca predilección por ninguna. Evite las largas conversaciones, especialmente con personas de otro sexo. La experiencia demuestra que, por inocente y santo que sea el motivo que a ello le mueve, suele ocasionar críticas y maledicencias. 2. Ayudará mucho a esto, puesto que, por razón de su ministerio o por caridad tendrá que hablar con alguna mujer, que lo haga en el despacho parroquial o en otro lugar contiguo a la sacristía y siempre a puertas abiertas. 3. Evite, en lo posible, hacer visitas inútiles a las familias. Lo menos que con ellas se pierde, es el tiempo. Cuando sea llamado a visitar a los enfermos, especialmente cuando deba pasar largo tiempo junto a su lecho, procure manifestarse como un hombre de Dios y entregado a la oración; mantenga un porte modesto y comedido, y sus palabras sean siempre de aliento para el enfermo y de edificación para los parientes. 4. Formen el objeto de su predilección los enfermos, los pobres y los niños. Ellos eran las delicias del Divino Salvador; y en general, el párroco más querido es aquél a quien pueden acercarse siempre los pobres y los niños. 5. Cuando reciba o dé limosnas, piense en los más necesitados y en los que más acuden a las funciones parroquiales y a los sacramentos. En alguna ocasión, podrá atender ((**It18.698**)) con preferencia a algún necesitado menos bueno, para ganar su corazón; y, a veces, la prueba da buen resultado. 6. En las parroquias donde hubiere anejo un internado de huérfanos, el Párroco deberá ser muy prudente para evitar que nadie sospeche que las limosnas pasan a la casa y no a los pobres, a quienes van destinadas. 7. La asistencia a los pobres resultará mucho más fácil, si funda en la Parroquia las Conferencias de San Vicente de Paúl. &3. Ingresos parroquiales 1. No es posible dar una norma fija para las limosnas. Conviene ante todo que el Párroco tenga en la iglesia un cepillo para limosnas en favor de los pobres y, si el dinero recogido no fuere suficiente para las necesidades, podrá tomar de los ingresos parroquiales lo que la prudencia y la caridad le sugieran, con el consentimiento de su Director, llevando cuenta, sin embargo, en los registros de cuanto se retira para este fin. (**Es18.599**))
<Anterior: 18. 598><Siguiente: 18. 600>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com