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((**Es18.438**) -Por don Bosco, acepto, replicó generosamente el noble caballero. Don Bosco reconoció inmediatamente a don Antonio Sala, apenas lo vio, aunque estaba la habitación en la penumbra. Parece, por otra parte, que no se habló de tales asuntos, puesto que Viglietti dice simplemente, en su diario, que don Bosco le tomó de la mano y le preguntó noticias suyas. Don Antonio Sala respondió que sus hijos en Roma rezaban por él y que el cardenal Parocchi, sintiendo mucho su enfermedad, le mandaba su bendición. Don Bosco le dio las gracias y, a intervalos y con mucho esfuerzo, le dijo: -Procura prepararlo todo para mi entierro, >>sabes?, porque si no, haré que me lleven a tu habitación. En cuanto se refiere al problema material de la casa de Roma, procura tener bien informado a don Miguel Rúa. -Así lo haré. Ahora estoy aquí a su entera disposición y me consideraré afortunado si puedo serle útil en algo. -Sí, me harás un gran favor; te necesito, sobre todo, cuando me cambien de cama, y, además, para relevar al que me asiste permanentemente. Desde que me acosté, quiso estar siempre junto a mí durante todo el día y venir, de vez en cuando, a verme por la noche. ((**It18.505**)) Desde aquel momento hasta que falleció, se acercaba a cada instante, día y noche, don Antonio Sala, ya para transportarlo, ya para asistirlo. Era alto y forzudo y le hacía sufrir menos que antes al pasarlo de una cama a otra. El dio a los Hermanos noticias de Roma. Príncipes romanos, Obispos y Cardenales acudían continuamente a pedir noticias sobre don Bosco. El mismo Padre Santo mandaba a preguntar por él cada día. Con el mismo interés, escribían los Hermanos de otras casas. En Barcelona, hubo que establecer tres centros de información para satisfacer a los que pedían noticias. En París, la averiguación sobre el estado de don Bosco contribuyó a dar más a conocer la casa de Ménilmontant. Don Miguel Rúa enviaba a algunas personas de mayor confianza las circulares redactadas para los Salesianos, como por ejemplo, al Padre Picard, superior de los Asuncionistas y propietario de La Croix. Este verdadero amigo de don Bosco le respondía, el treinta de diciembre: <(**Es18.438**))
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