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((**Es18.406**) con dulzura inalterable e igual energía, supo defender su vocación desde el principio hasta el fin, de modo que toda la familia acabó por hacer de la necesidad virtud y asistir al sagrado rito. Se llevó a cabo el mismo en la iglesia de María Auxiliadora ante ((**It18.468**)) una gran concurrencia, atraída por la noticia de la interesante novedad. Hubiera presidido de buena gana el cardenal Alimonda, pero otras incumbencias se lo estorbaron. Avanzó lentamente don Bosco hasta el presbiterio con los cuatro aspirantes. Una vez cantado el Veni Creator, los invitó, con las palabras del ritual, a despojarse del hombre viejo para revestirse del nuevo y puso a cada uno las sagradas libreas por él bendecidas. Subió después don Miguel Rúa al púlpito y, tomando como texto el versículo de Isaías Filii tui de longe venient, habló como no habría podido hacerlo mejor el mismo don Bosco. Terminóse la función con el canto del Te Deum y la bendición eucarística. Los señores polacos subieron después a las habitaciones del Santo, aclamados por todos los alumnos del Oratorio. Cuando se despidieron de don Augusto, como empezó a ser llamado entre nosotros desde aquel día el nuevo clérigo, lo hicieron con señorial corrección. Sin embargo, no estaban totalmente disipadas las nubes. El padre volvió de nuevo al asalto, recurriendo hasta a la Santa Sede, para que se prohibiese al hijo que se ligara a la Congregación con profesión perpetua; pero no hubo modo de remover su resolución 1. Aquella tarde, llena para él de emociones, fue don Augusto, antes de volver a Valsálice, lugar de su noviciado, a dar las gracias a don Bosco, quien lo bendijo y le dijo: -Hoy hemos conseguido una gran victoria. Llegará el día en que usted será sacerdote y, por voluntad de Dios, hará mucho bien a Polonia. El ingreso de don Augusto en la Congregación desencadenó en la juventud polaca un movimiento incesante y creciente hacia la casa de don Bosco. Gracias a la generosidad del Príncipe, se incrementó Valsálice con un pabellón completo para recibir a cuantos venían, hasta que se fundó en Lombriasco un colegio expresamente para ellos. Así se preparaban los elementos humanos que debían servir para la fundación en Polonia de colegios y escuelas profesionales, donde hoy descuellan las obras salesianas ((**It18.469**)) por su número y florecen por su calidad de un modo que tiene mucho de prodigioso 2. Aquellos hermanos 1 En el Apéndice (Doc. 89), presentamos una importante nota de Lemoyne sobre algunas vicisitudes que tuvo después don Augusto con su familia. 2 Cuánta era la simpatía con que miraban a la Congregación Salesiana en Polonia las entidades, (**Es18.406**))
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