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((**Es18.230**) la necesidad de contar con religiosas y anunció su fundación. La primera vez aludió de una manera general a un <> 1; pero la segunda vez, tal y como lo oyeron nuestros Hermanos, pronunció el nombre de don Bosco y añadió nuevos detalles. La señorita se había dirigido primero al Cardenal en demanda de consejo. El había encontrado en ella la tela para hacer una religiosa, como él soñaba encontrar para la buena marcha de su reciente fundación africana. Pero la madre se oponía resueltamente a la vocación de la hija; y la oposición se fundaba en razones no despreciables. El Cardenal, no sabiendo qué decir, creyó oportuno no fiarse de su propio juicio, antes de decir la última palabra, y determinó someter la decisión de la vocación al juicio de un tercero. <((**It18.260**)) docto, humilde y cuya larga experiencia en el conocimiento de los corazones garantiza la rectitud de sus consejos, y cuyos milagros no se cuentan porque son continuos>>. Aconsejó, por tanto, a la madre y a la hija que se presentaran a él para que decidiese. Ellas, obedientes, se presentaron a don Bosco; quien las escuchó por separado y después les dijo. ->>No se podría encontrar un arreglo? ->>Y cuál sería?, respondieron ellas. -íQue la madre se haga también religiosa con la hija! A la madre le pareció que aquella voz bajaba del cielo. Volvió al Cardenal y se ofreció por entero para que la consagrara al Señor. Entonces se encontraba en Africa con su hija 2. También acudió a don Bosco en busca de consejo un párroco de Turín, el teólogo Domingo Muriana, párroco de Santa Teresa y exalumno del Oratorio. Pasaba grandes apuros por las muchas deudas dejadas por su predecesor. Apenas recibió el nombramiento, había ido al Santo para que le orientara sobre el modo de desempeñar su cometido y le había dado los tres consejos que acostumbraba dar en casos semejantes: atender a los niños, a los ancianos y a los enfermos. Preguntóle entonces el Santo si los había practicado. Don Domingo 1 Monseñor BAUNARD, Le Cardinal Lavigerie. Vol. II, pág. 398. 2 Fue don José Ronchail quien comunicó a Lemoyne la relación del discurso de Marsella. (**Es18.230**))
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