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((**Es18.226**) En la mañana del día cinco, hizo llamar a don Juan Bautista Lemoyne y se lo manifestó todo, dando lugar a un diálogo del cual nos dejó memoria su interlocutor. Cuando el Siervo de Dios hubo expuesto cuanto había visto y oído, prosiguió: ((**It18.255**)) -Y ahora te he llamado para que me aconsejes. >>Debo decir a la familia Olive lo que he soñado? -Usted sabe mejor que yo, replicó Lemoyne, que la Virgen se ha mostrado siempre muy buena con don Bosco. -íOh, sí, es cierto! -Y que muchos de estos sueños se han cumplido a la letra. -Así es. -Y por tanto, si me lo permite y para dar gloria a Dios, los llamaré visiones, porque son tales. -Tienes razón. -Por consiguiente, tenemos toda la razón para creer que también este sueño es una cosa sobrenatural que se realizará y que Olive, aunque esté desahuciado por los médicos, curará. ->>Cuál sería, pues, tu consejo? -Para emplear un poco de prudencia humana, si a usted le parece bien, yo comenzaría haciendo correr la voz de que don Bosco ha soñado con Olive y que, en el sueño, le pareció haber concebido algunas ligeras esperanzas. -Pues bien, vamos a hacerlo así. -Pero usted, don Bosco, por favor, escriba este sueño. Sé que se cansa mucho, pero se trata de la Virgen. Si el hecho se realiza, tendremos un documento de la maternal bondad de María. tengo mi morada en lo más alto de los cielos para hacer ricos a los que me aman y llenar sus tesoros. Tesoros de los jóvenes son las palabras castas y las acciones puras. Por eso, vosotros, ministros de Dios, levantad la voz y no os canséis jamás de gritar: Huid de las cosas contrarias, o sea de las malas conversaciones. Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Los que hablan insensatamente y de manera obscena, difícilmente se corregirán. Si queréis hacer algo muy agradable para mí, procurad tener buenas conversaciones entre vosotros y daos mutuamente ejemplo de bien obrar. Muchos de vosotros prometen flores y sólo nos dan espinas a mí y a mi Hijo. >>Por qué haciendo confesiones tan frecuentes vuestro corazón está tan distante de mí? Decid y haced el bien y no el mal. Yo soy una madre que amo a mis hijos y detesto sus culpas. Volveré entre vosotros para llevar a algunos al verdadero reposo. Me cuidaré de ellos como la gallina cuida a sus polluelos. Y vosotros, aprendices, sed artífices de obras buenas y no de iniquidad. Las malas conversaciones son como una peste que se infiltra entre vosotros. Vosotros, los llamados a administrar la heredad del Señor, levantad la voz, no os canséis de gritar hasta que venga Aquel que os llamará a dar cuenta de vuestra administración. Mi delicia estriba en estar con los hijos de los hombres. Pero el tiempo es breve; por tanto, mientras tenéis tiempo, trabajad con ánimo esforzado. (**Es18.226**))
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