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((**Es17.75**) merienda para el día que señalaran los superiores, les exhortó a comulgar por él un domingo precisamente señalado y les aseguró que rezaría por ellos y por sus familias. A la vista de aquellos muchachos, voló su pensamiento a los de Valdocco y mandó escribir, augurándoles la continuación de una Pascua feliz para toda su vida, y diciéndoles que el aleluya fuese de hecho y de palabra el cántico de esta vida mortal; y que todos hicieran de manera que mereciesen cantarlo eternamente en el Paraíso. íAy del que faltase a la cita! Que ((**It17.77**)) siguieran, mientras tanto, rezando por él, recordando a menudo la gran suerte que tenían de ser hijos de la Virgen de una manera tan especial 1. Don Miguel Rúa comunicó estos augurios y estas recomendaciones en unas <>. Una semana después, pensaba especialmente en los alumnos de tercero y cuarto curso del bachillerato y escribía a don Esteban Febbraro, jefe de estudios del Oratorio 2. Deseaba el Santo que cada uno de ellos le escribiese un papelito diciéndole confidencialmente a qué estado le parecía ser llamado, es decir, si al estado eclesiástico o al seglar; y el que aspirase al eclesiástico le dijese si pensaba prepararse para ingresar en el seminario o romper definitivamente con el mundo y consagrarse a Dios en la vida retirada, como era precisamente la de los Salesianos; pero que cada uno partiese del principio de elegir el estado que le pareciera más oportuno para la salvación de su alma 3. Los muchachos escribían individualmente o por grupos a su querido padre. El veintiséis de abril le anunciaban los miembros del clero infantil una corona de comuniones 4, y don Bosco encargó a Lemoyne que les contestase, recomendando a todos y a cada uno que fueran azucenas del Corazón de Jesús, explicándoles que la azucena es blanca y que, por consiguiente, fueran puros; que la azucena huele bien y, por tanto, que dieran buen ejemplo; que la azucena hay que guardarla con cuidado, ya que, de lo contrario, se aja enseguida; y que, por ende, fueran mortificados. Estas eran sus dulces diversiones entre las preocupaciones por los privilegios y por la rifa. Para la buena marcha de los preparativos de la rifa llamó a Roma al coadjutor José Buzzetti. Por aquellos días, había ido don Miguel Rúa a Tolón para recibir de 1 Carta de don Juan Bautista Lemoyne a don Miguel Rúa, Roma, 16 de abril de 1884. 2 No poseemos el texto, pero sí conocemos suficientemente su contenido por los apuntes de Lemoyne. Don Bosco había anunciado el envío de esta carta, al escribir a don Miguel Rúa el día diez de abril desde La Spezia: <>. 3 Notable es por varias razones la respuesta que el pobre don Esteban Febbraro dio a esta carta de don Bosco (Ap. Doc. núm. 7). 4 Véase Apénd. Doc. núm. 8.(**Es17.75**))
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