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((**Es17.68**) Podría hoy hablaros de las misiones de nuestros Salesianos, esparcidos por las diversas regiones del mundo y especialmente en América, hablaros de sus trabajos, de sus necesidades, del bien que hacen; pero me limito, en cambio, a hablaros de la iglesia y del hospicio del Sagrado Corazón de Jesús en Roma. Los protestantes han abierto en Roma escuelas y templos para seducir a los cristianos y especialmente a la pobre juventud. El Papa León XIII, dolorido por tamaño desastre, mandó decir a don Bosco que era necesario salvar el honor de la Religión Católica y poner un dique a la propagación de la herejía y a la perversión de la juventud. >>De qué manera? Levantando una iglesia al Sagrado Corazón de Jesús y un gran hospicio para recoger a los jovencitos en peligro. -Santo Padre, contesté, de buen grado me lanzo a esta obra, pero no tengo dinero. -Tampoco yo, replicó el Sumo Pontífice. Dirigíos, pues, a los fieles y decidles que el Padre Santo recomienda a todos la iglesia del Sagrado Corazón y que el Señor bendecirá material y espiritualmente a todo el que prestare ayuda a esta obra tan hermosa. Este es, queridos cristianos, el motivo por el que he buscado y busco subsidios en todas partes, ésta es la razón de la colecta que ahora se hará en esta iglesia. Se trata de honrar al amoroso Corazón de nuestro dulcísimo Salvador. El Sagrado Corazón de Jesús, es la fuente de todas las bendiciones, de todas las gracias. Todos las necesitamos. Por tanto, al hacer una limosna en ((**It17.69**)) honor del Sagrado Corazón, pedimos, al mismo tiempo, la gracia que especialmente necesitamos para el alma o para el cuerpo, para los padres o para los hijos, para nuestros intereses materiales, para alcanzar un bien intelectual o moral, y estad seguros de que obtendréis lo que vais a pedir, porque Dios no se deja vencer en generosidad, siempre y cuando vuestra petición no se oponga a vuestro bien espiritual. Otra razón para contribuir es la condición del que pide vuestra limosna en nombre del Sagrado Corazón. Y el que pide vuestra limosna es el mismo Sumo Pontífice, nuestro Padre, el Vicario de Jesucristo. El Padre Santo pide que procuréis favorecer dos cosas de manera particular; la obra del Oratorio de la Spezia y la del Sagrado Corazón de Jesús en Roma. >>Y qué hace, qué promete, por su parte, el Padre Santo? Con las manos levantadas al cielo, ruega por vosotros, os bendice y os recuerda cada día en la santa misa. Su intercesión es valiosísima por la autoridad que ostenta y por el amor de predilección que le tiene el Sagrado Corazón de Jesús. Habla El en nombre de la sangre del Salvador y >>no le vamos a escuchar? Nos invita El en nombre de la salvación de tantas almas inmortales >>y vamos a ser reacios? Pide El socorro a los hijos en favor de los hermanos >>y se lo vamos a negar? íAh, no! Ciertamente no haréis este desacato al Vicario de Jesucristo y a vuestro carácter de cristianos católicos. Puede que alguien diga: ->>Y de dónde tendré yo que sacar el dinero? Mis ingresos son pocos, los tiempos son difíciles, los negocios no prosperan. -Dejad que os hable con libertad. Si queremos satisfacer un capricho, tomarnos una diversión, lucirnos en sociedad en ciertas circunstancias, entonces, sí que sabemos de dónde y cómo sacar el dinero. >>Y no vamos a encontrar un óbolo para entregar a Jesucristo, cuando todo lo que poseemos nos viene de El, que puede devolvernos centuplicado, aun en este mundo, nuestro donativo? Otros dirán: -íSon muchos a pedir limosna para mil y variadas obras buenas! íEs demasiado! -Esta contestación, queridos míos, no es cristiana. Vosotros decís: no puedo sostener todas estas buenas obras y yo os pregunto en confianza: >>Sostenéis alguna siquiera? Yo creo que los que gritan que hay demasiadas, no contribuyen a(**Es17.68**))
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