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((**Es17.64**) seguían siendo protestantes. Tenía muchos deseos y necesidad de ver a don Bosco. Entresacamos algunos datos de las actas de la sesión capitular. Con motivo de la admisión de un clérigo francés a las sagradas órdenes, manifestó don Bosco este parecer: -Cuando uno no está preparado para hacer la profesión religiosa al mismo tiempo que los demás, hay que despedirlo definitivamente. Cuando uno no es admitido a las órdenes, hay que resolverse y decir: usted ya no pertenece a la Congregación. Y se le despide formalmente. Entonces don Juan Cagliero recordó la idea del padre Franco: que es uno de los mayores errores tener en casa a quien no es capaz para recibir las órdenes o profesar. El Santo comunicó que su viaje a Francia había dado buenos frutos. -Las casas de Francia, dijo, han vuelto a quedar libres de deudas. La Providencia acudió en nuestra ayuda. ((**It17.64**)) En Francia nos lo han prometido y nos entregarán mucho dinero. El conde Colle nos ofrece ciento cincuenta mil francos, que entregará en este mes. El ingeniero Levrot regaló a nuestra casa de Niza ochenta mil. En Saint-Cyr los gastos de construcción superaron los ochenta mil, pero hay de por medio un bienhechor. Sin embargo, se hicieron obras no adecuadas al fin que se pretende alcanzar y sin haber informado previamente al Capítulo. En Niza, en Marsella, en La Navarre marchan muy bien y sin deudas. Unicamente lamentó la manía de un Director por hacer obras. Para frenarla en todos, dijo que era preciso poner siempre dos condiciones: 1.¦, el permiso del Capítulo, y 2.¦, contar con los medios precisos. De no ser así, no. Le dolía también que, en Francia, se introdujesen costumbres disconformes con la pobreza; por ejemplo, alfombras en las salas de recibir, con la excusa de que lo exigían los bienhechores. La generosidad del ingeniero Levrot pide alguna aclaración. Por una gracia singularísima recibida después de la bendición de don Bosco, se había puesto totalmente a su disposición. Un día le habló el Santo de la necesidad de ampliar la casa de Niza. -Es cosa hecha, respondió el ingeniero. Basta comenzar los trabajos. -Se dice pronto; pero >>y el dinero? No sé donde encontrarlo. -No se preocupe por eso. Empecemos a trabajar. ->>Y después? -Después algo habrá. >>Me da usted permiso para empezar?(**Es17.64**))
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