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((**Es17.58**) padrenuestro, avemaría y gloriapatri a don Bosco, para que haga restañar la olla. Los muchachos obedecieron. Y, al instante, acabóse el escape de la olla. El hecho es histórico; pero, cuando don Bosco lo oyó contar, rióse con todas sus ganas y dijo: -En adelante llamarán a don Bosco protector de los stagnín (soldadores o estañadores). Los trabajos descritos hasta ahora no induzcan a creer que don Bosco se había rehecho como por ensalmo; su recuperación era tan escasa que el inspector, don Pablo Albera, muy preocupado por su situación, se adhirió a la sugerencia de quien le aconsejaba llamar al doctor Combal, profesor en la Universidad de Montpellier y verdadera celebridad médica. Acudían a él de todas partes de Europa, hasta de Prusia. Recibir la invitación y emprender el viaje fue cosa de un instante. Pasó la noche en el tren, y llegó a Marsella el día veinticinco, al rayar el día. Era un católico ferviente y fue antes a cumplir con sus devociones en el santuario de la Guardia; después se presentó en San León. Introducido hasta don Bosco, se arrodilló a sus pies y besó humildemente su mano. Don Bosco, al ver su modesto traje y su humilde actitud, lo tomó por un ayudante del médico y, sin más, le pidió noticias de su jefe. ((**It17.57**)) -Soy yo Combal, dijo el doctor. Me considero muy afortunado por poderle ser útil de alguna manera y servirle. ->>Es usted el célebre Combal? >>Por qué, por qué, presentarse de esta manera? íNo puedo permitirlo, levántese! íQué dicha para mí poder conocerle! Levantóse el doctor, examinó atentamente a don Bosco durante más de una hora, lo interrogó y estuvo pensativo un rato sin decir nada. -Y bien, >>qué le parece?, preguntó don Bosco. -Usted, contestó el médico, ha agotado la vida con un trabajo excesivo. Es como un traje gastado, por haberlo llevado días festivos y laborables. Para conservar todavía este traje por algún tiempo, el único medio será guardarlo en el armario ropero. Quiero decir que la mejor medicina para usted sería el descanso absoluto. -Pues éste es el único remedio, al que no puedo someterme, contestó sonriendo el Siervo de Dios. >>Cómo es posible descansar, cuando se llevan entre manos tantos asuntos ya empezados? -Comprendo, replicó el médico, pero >>cómo hacer? Dé al menos a sus dependientes todo el trabajo que pueda, y usted descanse lo más(**Es17.58**))
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