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((**Es17.550**) siempre encaminados a remediar las crecientes necesidades de tu Madre. Sed Mater tua est Ecclesia Dei, dice San Jerónimo. Adondequiera que vayas, preocúpate por fundar escuelas y seminarios menores con el fin de cultivar o, al menos, buscar alguna vocación para las Hermanas y para los Salesianos. Además, procura, en todas estas difíciles empresas, ir muy de acuerdo con monseñor Cagliero. Tus lecturas diarias sean: nuestras reglas, especialmente el capítulo sobre la piedad, la introducción que yo mismo puse, las deliberaciones tomadas en los Capítulos tenidos en las diversas épocas. Ama mucho y esmérate por sostener a los que trabajan por la fe. Para facilitar el desempeño de los asuntos, tengo pensado establecer un Vicario Salesiano en América, como deseo hacerlo para los Salesianos de Europa. Pero sobre esto, recibirás cartas e instrucciones, si Dios misericordioso concede todavía algún tiempo a mi decrépita edad. Te encargo formalmente que saludes de mi parte a las monjas, nuestras hermanas, a mis hijos, los Salesianos, y a sus alumnos y les comuniques lo que escribo y pueda concernir a su provecho espiritual o material. Una cosa más. Guarda celosamente el secreto de cuanto te confíen los hermanos y las hermanas y dales plena libertad y secreto a sus cartas, como prescriben nuestras reglas. Dios te bendiga, mi siempre querido Fagnano, y contigo bendiga también a todos los Superiores civiles y a los demás, con quienes tienes ocasión de tratar; bendiga tus obras, y rezad todos por mí. Espero veros a todos en la tierra, si Dios quiere; pero, con más seguridad, veros con Jesús y María en la eterna bienaventuranza. Así sea. Turín, 10 de agosto de 1885 Afmo. amigo en J. C., JUAN BOSCO, Pbro. Durante la espera, dedicaba su tiempo a excursiones apostólicas y a la construcción. Construía la iglesia de Viedma, edificaba capillas de madera en los centros de población, hacía casas de estilo algo menos patagónico que las otras y, como es natural, contraía deudas, que confiaba pagar con ayuda de la Providencia. Fácil es imaginar el estilo patagónico, si se piensa que los materiales de construcción eran barro y palos. Así, por ejemplo, el palacio episcopal, que era de la misma arquitectura, constaba de dos habitaciones de cinco metros de longitud por seis de anchura y cuatro de altura a ras del suelo; ((**It17.642**)) una para el Obispo y otra para el secretario. Las ventanas, una en cada habitación, cerraban tan bien que, cuando soplaba el viento, y era cosa de cada día y cada noche, entraba la arena y cubría cuando menos muebles y pavimento con una capa de un centímetro. Hacíamos mención de las deudas. También estaba muy endeudado en Buenos Aires el Inspector don Santiago Costamagna; pero le asustaba tan poco que abrió casi en el centro de la ciudad una nueva (**Es17.550**))
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