Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es17.504**) de aprendices para ensanchar el espacio destinado a los clérigos, que ya no cabían, eran dos apremiantes motivos para no dejar escapar la propuesta. Como estaban divididos los pareceres, don Bosco solucionó la cuestión diciendo: -No podemos seguir adelante por falta de personal. Escríbase al reverendo Peana que nos deje su instituto en testamento y, a su muerte, le sucederemos y continuaremos su obra. Hay que lamentar que algunos Salesianos no tienen ni un adarme de espíritu salesiano. Todos los años hay defecciones y, después de tanto trabajo para educar a estos sujetos, nos encontramos defraudados. Apenas llegan a sacerdotes, hay que repartirlos por las casas y no tienen tiempo para formarse. Algunos sacerdotes fueron ordenados, porque lo requería la necesidad. Será preciso ir despacio en las ordenaciones y, antes de recibirlas, obligar a los clérigos a un año de estudiantado. El amor ((**It17.587**)) a la familia y las mismas familias ayudan siempre a arrancarnos los hermanos. Hemos de consolidarnos. Las negociaciones para Cúneo no continuaron. Cerraremos el capítulo con dos observaciones sobre las palabras que don Bosco pronunció en dicha circunstancia. Las deserciones son un hecho en todas las Congregaciones religiosas. Don Bosco tuvo de ello una dura experiencia desde los comienzos cuando de los ocho jóvenes preparados por él en dos ocasiones con mil cuidados y sacrificios para el estado clerical, sólo uno quedó por fin a su lado, don Miguel Rúa. Más tarde, a medida que la Sociedad Salesiana adquiría forma y estabilidad, el número de estas deserciones era relativamente menos considerable; pero las hubo, sin embargo, y muy dolorosas. Recuerdan todavía con dolor los más antiguos el caso de los tres hermanos Cuffia, los cuales, dotados de excelente ingenio y objeto durante muchos años de las paternas solicitudes de don Bosco, cuando llegaron al sacerdocio dos de ellos y el tercero estaba próximo a alcanzarlo, le volvieron fríamente las espaldas los tres. Pero, ante semejantes hechos, ligábanse más estrechamente a él sus fieles, formando aquel glorioso estado mayor y aquel magnífico grupo de veteranos, que fueron verdaderas piedras fundamentales del edificio; por otro lado, con estas eliminaciones espontáneas se quitaron de en medio elementos perturbadores, que hubieran podido resquebrajar su trabazón en el período de ajuste. También, por este motivo, se realizó lo que don Miguel Rúa puso magníficamente de relieve ante los jueces del tribunal apostólico 1, atestiguando que <(**Es17.504**))
<Anterior: 17. 503><Siguiente: 17. 505>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com