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((**Es17.376**) el examen de su propia vocación. Dijo después el Santo que allí se habría podido formar una casa salesiana; los hijos querían ser todos Salesianos y las hijas Hermanas de María Auxiliadora. Al ir a marcharse, no se encontraba el sombrero de don Bosco. Después de buscarlo por todas partes, se acabó por echar la culpa a don Pablo Albera, que se había marchado antes. Apareció después un hermoso sombrero nuevo. -Pero éste no es el mío, dijo don Bosco. -Sí, sí; es éste, póngaselo, contestó la señora, autora de la treta. Cúbrase porque, de otro modo, se enfriará y se pondrá malo. -Esto es demasiado, susurró a don Francisco Cerruti con el rostro encendido y casi llorando. -Tenga paciencia, murmuró don Francisco Cerruti. Mientras sea usted don Bosco, es preciso que se resigne también a esto. -Tienes razón, concluyó el Santo, ípaciencia! todo sea por amor de Dios. Así dejó don Bosco aquella afortunada casa, mas no sin que antes le diera el señor Olive una generosa limosna. ((**It17.436**)) Don Bosco llamaba a la familia Olive la de la olla o del padrenuestro, avemaría y gloria a don Bosco, aludiendo al hecho que ya hemos narrado más atrás 1. El día nueve fue a comer en casa del conde de Villeneuve. Había muchos invitados y reinó entre ellos la más franca alegría, mantenida por los donaires de don Bosco. Hablando de la lotería dijo que a veces iban a él algunos a preguntarle a qué números debían jugar y que él reía y les contestaba: -íAmigos míos, si yo supiera estos números, sería el primero en jugarlos! Contó después que, en una ocasión, para librarse de ciertos importunos, escribió sobre un billete: Fe, Esperanza, Caridad, y se lo entregó doblado, recomendándoles que no lo abriesen hasta después de pasar un determinado tiempo, que ellos cumplieron. Cuando fueron a buscar en la lista de los números premiados vieron que los correspondientes a las tres virtudes teologales habían sido favorecidos por la suerte y tornaron a él para darle una discreta limosna. Al volver a San León, se encontró allí con una señora que le presentaba un hermoso niño. Nadie hubiera jamás imaginado que era el mismo que el año anterior le había llevado la madre, completamente 1 Véase más atrás págs. 57-58. (**Es17.376**))
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