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((**Es17.332**) pero cuando ((**It17.384**)) los ánimos se serenaron se comprobó que las vocaciones, en lugar de disminuir, aumentaron. -Y ahora, preguntó don Bosco, >>qué es lo que hay que hacer para promover las vocaciones en medio de la juventud? -Ninguna otra cosa, respondió el compañero de viaje, más que cultivar celosamente entre ellos la moralidad. La moralidad es el semillero de las vocaciones. ->>Y qué es lo que deben hacer especialmente los sacerdotes para obtener que la propia vocación produzca frutos? -Presbyter discat domum suam regere et sanctificare. (El presbítero aprenda a gobernar y santificar su casa). Que cada uno sea ejemplo de santidad en la propia familia y en la propia parroquia. Que no se entregue a los desórdenes de la gula, que no se engolfe en las cosas temporales... Que sea, ante todo, modelo en su propia casa y después lo será fuera de ella. A cierto punto, aquel sacerdote preguntó a don Bosco adónde se dirigía y don Bosco le indicó Castelnuovo. El compañero, entonces, dejándole proseguir, se quedó con un grupo de personas que le precedían. Después de dar algunos pasos, el siervo de Dios se despertó. En este sueño podemos ver como un recuerdo de los antiguos paseos que solía organizar Don Bosco con sus jóvenes por aquellos lugares. El segundo sueño se refiere a la Congregación y pone en guardia contra los peligros que podrían amenazar su existencia. En realidad, más que un sueño es un argumento que se va desenvolviendo en sueños sucesivos. En la noche del día primero de diciembre, el clérigo Viglietti se despertó sobresaltado al oír los gritos desgarradores que partían de la habitación de don Bosco. Se arrojó del lecho y se puso a escuchar. El Siervo de Dios, con voz sofocada por lo sollozos, gritaba: -íAy de mí! íAy de mí! íAuxilio! íAuxilio! Viglietti, sin más, entró en la habitación y preguntó: -íDon Bosco! >>Se siente mal? -íOh, Viglietti!, respondió el siervo de Dios despertándose. No, no me siento mal, pero no podía respirar, sabes. Mas ya pasó; vuelve tranquilo a la cama y duerme. Por la mañana, cuando Viglietti, según lo acostumbrado, le llevó el café después de misa, don Bosco comenzó a decir: ((**It17.385**)) -íViglietti, no puedo más, tengo los pulmones deshechos por los gritos de esta noche! Son cuatro noches consecutivas en las (**Es17.332**))
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