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((**Es17.326**) -Promuévase la asociación y difusión de las ((**It17.377**)) Lecturas Católicas, de la Biblioteca de la Juventud, del Boletín, y en general, de todos nuestros libros o de los publicados por nuestras tipografías. En muchos colegios se descuida recomendarlos a nuestros jóvenes. No hay que obligarles, pero sí exhortarles a adquirirlos. Ofrecer a su consideración el bien que harían enviándolos a casa, prestándolos o regalándolos a los amigos, o recompensar el servicio prestado por alguna persona con ciertos libritos de las Lecturas Católicas, en vez de dar una propinita. La suscripción a las Lecturas Católicas, recomiéndese al principio del curso; los alumnos nuevos se entusiasman al saber que sólo cuesta la módica cantidad de una lira y media. Y todos los jóvenes traen sus ahorros, cuando vienen al Oratorio. Cuando ellos envían a casa estos libritos, este envío no tiene el aire de una lección a los padres y a los amigos, sino que se presenta como un regalo. Podrían también escribir a los padres que, después de leerlos, los lleven al párroco, para que los regale a los muchachos de la catequesis o a alguna familia pobre y otras industrias por el estilo. La recomendación de liberar las casas de las personas de otro sexo seguía también a otras semejantes. La última fue el día once de septiembre, cuando dijo tajantemente en Capítulo: -Deseo que, cueste lo que cueste, se dispongan las cosas de modo que ninguna persona de otro sexo, por ningún motivo, tenga ocupaciones o habitación dentro de nuestras casas. Vigílese severamente en este punto. Una mujer, aunque sea madre, o hermana de un Salesiano, siempre es una mujer. No habrá inconvenientes por las que ahora están, todas ellas personas dignas de aprecio, pero sí los habrá, si se sienta como principio que pueden tenerse en casa, como llegará poco a poco a sentarse, si ahora no se establece una regla fija de exclusión. Hay que pensar en la posteridad, para que haya una norma absoluta a que atenerse. Obsérvese también con cuidado lo que está escrito en las deliberaciones con relación a nuestras Hermanas y obedézcase estrictamente lo establecido. De acuerdo con la voluntad de don Bosco el Capítulo Superior, en la sesión del día treinta de septiembre, determinó no permitir ya, ((**It17.378**)) como en tiempos anteriores, a los Directores llevar a residir a sus madres en los respectivos colegios. Era sistema de don Bosco proceder de manera que nadie tuviera que quejarse por no haber sido oído, cuando creyese oportuno hacer una observación. De dos hechos notables en torno a esto se hace mención en las actas del Capítulo Superior. El coadjutor Graziano, vuelto recientemente de América, había dicho a don Bosco que en las (**Es17.326**))
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