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((**Es17.305**) pariente que le buscara en seguida aquel periódico. Así supo quién era don Bosco y qué pretendía con su Obra; y se enteró de que uno de sus hijos, don Juan Branda, se encontraba hacía dos años en España, en Utrera, llamado allí por el marqués de Ulloa. Escribió inmediatamente a Sevilla para informarse. Enterada después de que, en Marsella, había unos talleres salesianos, sin aguardar la respuesta, escribió también a esta ciudad, pidiendo noticias sobre la institución de don Bosco. Una vez sabido cuanto deseaba, escribió a don Juan Branda, rogándole tuviese a bien indicarle qué condiciones se requerían para fundar una casa salesiana en Barcelona. Parecíale que una fuerza misteriosa la apremiaba a darse prisa. Don Juan Branda recordó entonces la predicción que le había hecho don Bosco y se la contó, al responder a la señora; pero, en cuanto a la fundación, le sugirió que tratara directamente con don Bosco. Fuera de sí por la alegría, al comprender que sus planes coincidían de este modo con los designios de la Providencia, doña Dorotea escribió el día 20 de septiembre de 1882 a nuestro Santo, manifestándole su intención de contribuir a fundar en los aledaños de Barcelona una escuela profesional y confiársela a los Salesianos. Don Bosco no pudo responderle en seguida; por lo que ella, casi impaciente por toda demora, volvió a escribirle el día doce de octubre proponiéndole que enviara rápidamente a Barcelona un representante suyo, para tratar la cuestión con ella y con otras personas y particularmente con el Obispo; que ella hospedaría al enviado y le reembolsaría los gastos del viaje 1. Don Bosco le hizo contestar que no podía atender en seguida la petición por la escasez de personal y el gran número de nuevas fundaciones, pero que esperaba hacerlo en un porvenir no lejano. Ante aquella respuesta, la alegría de doña Dorotea se convirtió en ((**It17.353**)) profunda tristeza; mas no se dio por vencida y recurrió hasta el Padre Santo. Don Bosco, rindiéndose a sus deseos, envió a la capital de Cataluña a don Juan Cagliero y a don Pablo Albera con la misión de tratar y llegar a una conclusión, a la que se llegó en pocas horas. La espléndida dama compró inmediatamente por veinte mil duros (cien mil pesetas) una finca en Sarriá, junto a Barcelona; después mandó realizar en la quinta de los propietarios las obras más indispensables para transformar el edificio en colegio. Acudió don Juan Branda desde Utrera para dirigir las obras y se hospedó durante un mes en casa de la bienhechora. Todo procedió a la perfección, de modo que el día 15 de febrero de 1884 se abría la casa, con el mismo don Juan Branda 1 Ap. Doc. núm. 48. (**Es17.305**))
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