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((**Es17.239**) EL PORVENIR Nuestra Congregación tiene ante sí un feliz porvenir preparado por la Divina Providencia, y su gloria será duradera mientras se observen fielmente nuestras reglas. Cuando empiecen entre nosotros las comodidades y el aburguesamiento, nuestra pía Sociedad habrá llegado al término de su existencia. El mundo nos recibirá siempre con agrado, mientras nuestros afanes vayan encaminados a los salvajes, a los niños más pobres, más abandonados por la sociedad. Este es nuestro verdadero bienestar, que ninguno vendrá a arrebatarnos. No se funden casas, si no se tiene el personal necesario para su dirección. ((**It17.273**)) No haya muchas casas próximas. Si una casa está distante de la otra, los peligros son mucho menores. Una vez comenzada una misión en el extranjero, hay que continuarla con energía y sacrificio. El esfuerzo tenga siempre por mira crear y organizar escuelas y sacar de ellas alguna vocación al estado sacerdotal eclesiástico o alguna Hermana entre las niñas. A su debido tiempo, llegarán nuestras misiones a China y precisamente a Pekín. Pero no se olvide que nosotros vamos para atender a los niños pobres y abandonados. Allí, entre pueblos desconocidos e ignorantes del verdadero Dios, se verán maravillas hasta ahora desconocidas y que nadie creería, pero que Dios poderoso manifestará al mundo. No se posean propiedades inmuebles, salvo las habitaciones que necesitamos. Cuando en una empresa religiosa vengan a faltarnos los medios necesarios económicos, suspéndanse; pero prosíganse las obras comenzadas, tan pronto como nuestras economías y sacrificios lo permitan. Cuando suceda que un Salesiano sucumba y deje de vivir trabajando por las almas, entonces diréis que nuestra Congregación ha alcanzado un gran triunfo y, sobre ella, descenderán copiosas las bendiciones del cielo. Al comienzo de este largo escrito, en una nota posterior autógrafa, dice don Bosco: <> 1. León XIII, preocupado por el porvenir de la Congregación Salesiana, si por acaso llegaba a faltar el fundador, hizo una propuesta que venía a modificar el régimen de la misma y también las normas establecidas para lo sucesivo. Entretanto, es curioso comprobar que, mientras el Papa se interesaba de una manera positiva por nuestro Santo, don Bosco, en la noche del 9 al 10 de octubre, tuvo un sueño que le ocupó todas las horas del descanso hasta el amanecer. Apenas se hubo quedado dormido, le pareció salir del Oratorio, 1 Estas modificaciones se referían a los párrafos, donde se hablaba del Prefecto que, después de la muerte de don Bosco, ya no sería el árbitro de la situación. El mismo introdujo más tarde las modificaciones, como hemos visto. (**Es17.239**))
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