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((**Es17.216**) desde un montón de trapos sucios se llega a ver salir, por ejemplo, un elegante volumen de poesía. No faltaban, como hemos indicado, los preliminares más realistas; división y selección de los trapos, su desempolvadura, lixiviación y reducción a pasta 1. Venía después toda una compleja acción mecánica; los cilindros refinadores de la pasta, la caldera con los accesorios para introducir la pasta en los engranajes, el aparato para producir papel continuo, el cortapapel para dar a las hojas el formato pedido; el laminador, la prensa y todo lo necesario para disponer el papel por paquetes y resmas. Ver aquella pasta láctea purificarse paso a paso de toda clase de impurezas, despojarse de los últimos restos fibrosos, soltar el agua, tomar la forma de tejido, consolidarse y, una vez seca, alisada, satinada, enrollarse y rayarse, ofrecía un espectáculo que casi nadie había tenido ocasión de contemplar. Un periódico dijo que ésta era la reina de las máquinas que se encontraban ((**It17.246**)) en la Exposición 2. Lo dijo un mes antes de que estuviese expuesta, pero otros periódicos hicieron suya la calificación, cuando se la vio funcionando el día veintiuno de junio. Don Bosco asistió personalmente a la inauguración, acompañado por el teólogo Margotti y por don Celestino Durando y recibió las felicitaciones más entusiastas de muchos señores de consideración, que le fueron presentados. Junto a la calandria o rodillo para dar lustre al papel, había una prensa de cuatro columnas con un indicador dinámico, original de don Carlos Ghivarello. Venían inmediatamente después dos maquinitas para la fundición de caracteres; veíanse salir de ellas bonitas y limpias las letras para pasar a las vecinas cajas de los cajistas. Seguía después una gran máquina tipográfica en movimiento (imprimía la novela Fabiola y el catecismo breve); a continuación todos los utensilios para encuadernar y, por último, la venta del libro 3. Dos siniestros incidentes amenazaron con enlutar la exposición de don Bosco en los primeros días; hubo que dar gracias a María Auxiliadora por haberse evitado dos defunciones. 1 La pasta que se preparaba en la Galería no era suficiente para la producción diaria; por lo cual se adquirió a este propósito un carro-cuba, llevar cada día la cantidad necesaria. La máquina producía unos diez tales de papel diarios. 2 Unit… Cattolica, 22 de mayo de 1884. 3 También se adquirió un carro de cuatro ruedas, como los que se utilizan el servicio a domicilio de las mercancías llegadas por ferrocarril y, con él, se llevaba cada mañana el material necesario para las diversas secciones y el abastecimiento del personal, que hacía allí mismo la comida del mediodía. Entre adultos y muchachos atendían a los trabajos unas veinte personas. Las noticias de estas dos notas nos las da el caballero José Mascarelli, que vive todavía (mayo 1934) y era entonces alumno fundidor. (**Es17.216**))
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