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((**Es17.162**)((**It17.181**)) CAPITULO VI ACERCA DE LA MARCHA DEL ORATORIO EL sueño, que don Bosco tuvo en Roma y que casi dictó a Lemoyne, fue leído un día por don Miguel Rúa a toda la casa del Oratorio después de las oraciones de la noche y produjo benéficas consecuencias. Algunos jóvenes escucharon la lectura con ansiosa curiosidad, otros con temor y temblor. El Santo, a su regreso, despachó los asuntos más apremiantes, y comenzó a dedicar unas horas cada tarde para darles audiencia. Como había dado a entender claramente que había visto el estado de las conciencias, los buenos ansiaban saber lo que había respecto a ellos y fueron, por consiguiente, los primeros en acudir. Uno de éstos, don Pablo Ubaldi, atestigua que don Bosco le dijo de modo maravilloso cómo iban sus cosas. Otros, por el contrario, vacilaban en presentarse y eran los que más necesitaban oír una palabra amonestadora y alentadora. Algunos de éstos hacía un año o dos que no habían hablado con él; y los había que llevaban cinco años en el Oratorio y no se habían acercado a él ni una sola vez, de suerte que le eran nuevas sus fisonomías. Las más de las veces se lo impedían vicios ocultos. Al preguntarles entonces en su habitación por qué no se habían dejado ver nunca, respondían que don Bosco no era accesible, que estaba fuera de casa y ellos tenían que estudiar... Y, sin embargo, cuando don Bosco estaba en casa, confesaba casi cada mañana ((**It17.182**)) en la sacristía, adonde fácilmente podía ir a hablarle todo el que quisiese. Ordinariamente contestaba a quien adelantaba semejantes disculpas: -Tú te las has arreglado para huir de mí; pero >>quieres que te diga por qué? El interrogado le miraba aturdido y él seguía diciendo: -No hay más que un porqué: tenías miedo a don Bosco. No te atrevías a confiarle algunas cosas que hacías cuando estabas todavía en tu casa... y que has seguido haciendo. Si el joven balbuceaba más excusas, entonces don Bosco, con calma y paternalmente, le contaba con todos los pormenores y circunstancias lo que el pobrecito llevaba celosamente escondido hacía años (**Es17.162**))
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