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((**Es17.118**) indulgencias, exenciones y facultades concedidas a la Congregación del Santísimo Redentor, y las extiende y concede perpetuamente con todas las cláusulas y decretos necesarios y oportunos>>). I. Cardinalis PACCA Saerae Congregationis Episcoporum et Regularium Praefectus>>. Todos los Salesianos, representados por su Rector, se postran suplicantes e invocan dicho favor, mientras en nombre de todos invoco la Bendición Apostólica. Turín, 20 de enero de 1884 Humilde y agradecido suplicante, JUAN BOSCO, Rector ((**It17.129**)) El cardenal Alimonda, <>, confirmaba por escrito la verdad de los motivos expuestos por el Santo y alababa la ejemplaridad de la disciplina en su Congregación y el gran bien obrado por ella, añadiendo, por iniciativa personal, un nuevo argumento sobre la oportunidad de la implorada concesión; esto es, que, por estar dispersos en la ciudad y diócesis de Turín los religiosos de las otras órdenes, importaba mucho que favoreciese y apoyase a una Congregación, que, a la vez que remediaba tantas pérdidas, tenía la ventaja de eludir los golpes de las leyes civiles 1. Hizo aparte una recomendación, al mismo tiempo, al Cardenal Protector, del que recibió la siguiente respuesta. Eminentísimo y Rvmo. Señor: He recibido el muy respetable escrito de V. E. del día cuatro de los corrientes, en el que se complace recomendarme la súplica del Rvmo. don Bosco referente a los privilegios para su Congregación, y para la cual me había enviado dicho Sacerdote su expreso testimonio. Agradezco mucho a V. E. tanta bondad, por haberme proporcionado un válido apoyo para lograr el intento; y el próximo jueves, si mi salud lo permite, me propongo conferenciar seriamente con Su Santidad sobre el asunto e inducirlo a superar las dificultades extrínsecas que, hasta ahora, desgraciadamente opuso quien menos hubiera debido hacerlo. Y no callaré a Su Santidad que, si se empeñara en mantener su recusación, yo me vería obligado a presentar mi dimisión de Protector de la benemérita Congregación, por no parecer que, de algún modo, estoy confabulado o soy indiferente ante un rechazo, que no tiene más motivo que la arbitrariedad. Ruégole, mientras tanto, no se olvide de mí en sus oraciones, asegurándole mi fiel correspondencia y mi inalterable veneración y aprecio, al tiempo que beso humildemente sus manos y me profeso. Roma, 7 de marzo de 1884 Humilde, atento y seguro servidor, L. Card. NINA 1 Apéndice, Doc. núm. 17. (**Es17.118**))
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