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((**Es16.477**) Y si, a esta manifiesta e inalterable adhesión a la Santa Sede Apostólica, añade todavía un corazón de padre, benévolo y protector de las Congregaciones religiosas, esta Archidiócesis será salva. Para ganarse el corazón de todos, no tendré que hacer más que observar lo que inculca a los Obispos el Sagrado Concilio de Trento: Ut se pastores non percussores esse meminerint, cum saepe plus agat benevolentia quam austeritas, plus exhortatio quam minatio, plus cháritas quam potestas. Hasta estos últimos tiempos se invirtieron entre nosotros casi todos los términos de estas sentencias de alta sabiduría; de ahí los disgustos, los malos humores, las rupturas, los desalientos y los pleitos. Si el nuevo Arzobispo cambia de sistema, llegará a poseer el corazón de todos y se cumplirán en él las palabras del Príncipe de los pastores: Beati mites, quoniam ipsi possidebunt terram. Perdone, E. Rvma. el abuso que he hecho de su paciencia. Con la confianza de alcanzar este perdón y el favor que imploro, pido a Dios que derrame sobre V. E. los tesoros de las gracias celestes, y me encomiendo a sus valiosas oraciones, al tiempo que, inclinándome a besar la Sagrada Púrpura, gozo el alto honor de poderme profesar con profunda veneración e imperecedera gratitud, De V. E. Rvma. Turín, 16 de junio de 1883 Su seguro servidor e hijo, JUAN BONETTI, Pbro. de los Salesianos. ((**It16.581**)) 83 El cardenal Alimonda a don Juan Bonetti Muy Rvdo. Señor: La afectuosa carta de V. S. merece mi afectuosa acción de gracias. Le doy gracias, pues, con corazón paterno por los augurios y felicitaciones, que me regala. Usted ha consagrado su corazón y su mente al bien de la Iglesia y de manera particular al bien de Turín. Lo apruebo sinceramente; apartar del pueblo el escándalo, la blasfemia, la ofensa del Señor es obra del sacerdote fervoroso. Le agradezco también las buenas esperanzas que ha despertado en mi ánimo con su carta. Me dice que la diócesis de Turín es sobre manera amada por Jesús Sacramentado y por la Augusta Reina del cielo íJesús y María!: Ellos serán los que me ayudarán a gobernar una diócesis tan importante, Ellos sostendrán mis brazos, endebles por falta de virtud y de ciencia y por mi demasiada edad. Pidamos juntos al Señor, mi buen sacerdote, que no sea yo un pastor completamente ineficaz, que por mi culpa no carezca mi grey de saludables pastos. Me recomiendo a V. S. y espero su valiosa ayuda. Le deseo todo bien del cielo y con sincero aprecio me profeso, De V. S. M. Rvda. Roma, 18 de agosto de 1883 (Autógrafo). Mis respetuosos y amables saludos para su óptimo superior don Bosco. Su seguro servidor, Card. ALIMONDA (**Es16.477**))
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