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((**Es16.402**) mesa, por si me he olvidado algo y me lo trae>>. Los reverendos Barruel y Sire habían despachado cuidadosamente el correo; sin embargo, pensé que don Bosco no había hablado en vano; fui, miré detalladamente los papeles rotos y encontré 30 francos, que la señorita Sénislhac remitirá a don Bosco. La Marquesa de R., cuyo coche estaba en el patio, se lo ofreció al santo religioso. Abrió ella personalmente la portezuela del vehículo para que subiera y llevarlo adonde quisiera. El le dijo: <>. .................................................. ....................... Lunes, 21 de mayo. Don Bosco, de regreso en París, ha venido después del mediodía. Al entrar, me preguntó si había rezado fervorosamente un padrenuestro en honor del Santo Job, para obtener la paciencia necesaria durante las audiencias. Sonreí y, después, le presenté un paquete de medallas para la señorita Jacquier y para mí, a fin de que el buen Padre las bendijera; pero él me dijo: <>puedo tomar ((**It16.484**)) algunas de éstas que me trae? <>. <>, me aseguró el santo varón. Pero, ay, su predicción no se cumplió: al final de la audiencia, no quedaron más que las envolturas del paquete. Sin embargo, no podemos decir que estemos sin medallas de don Bosco, nos queda el paquete que la señorita de Sénislhac hizo bendecir para todas nosotras. Así el santo varón ha dicho verdad y nos ha dado una lección, mostrándonos que el bien de todas nos basta: las pequeñas reservas particulares no sirven para nada. Enormemente solicitada por los señores Le Borde (seguramente que para tener una entrevista con don Bosco), la señorita de Sénislhac ha tenido la buena idea de aconsejarles que vayan a buscarle en coche a Neuilly y que nos lo traigan; así han podido cumplir su objetivo. La primera audiencia fue para la señora Olgier de Boulogne. Quedó tan agradecida que, al salir de la Biblioteca, nos entregó cuarenta francos para nuestras obras. El salón estaba todavía literalmente lleno. Entre los que esperaban reconocí a los señores Balsant, de RiviŠre, de Puitré, d'Hulst, de Fitz James, etc. La señora de Champeau vio estos días al rey de Nápoles muy triste por el olvido en que le ha dejado don Bosco, a pesar de que se hospeda muy cerca de aquí, en el Hotel Vouillemond. Ha encargado a la señorita Sénislhac que expresara a don Bosco el deseo y la pena del Rey. También ha venido a la audiencia, la señorita de Sursy, de Versalles. Jueves, 24 de mayo. Esta tarde hemos ido todas a las ocho a hacer una visita a don Bosco. 23 (El original en francés) Dos invitaciones muy importantes hechas a don Bosco en París Señor don Camilo de Barruel: Esperando que no me guarde ningún rencor por las molestias que le di, me tomo la libertad de recordarle mi deseo de que me participe cuándo podrá don Bosco asistir a las sesiones del Congreso Católico, asistencia que yo había sido encargado de gestionar. Sería también muy deseada su asistencia a las fiestas del cincuentenario de la Sociedad de San Vicente de Paúl, aunque no fuera más que a la última reunión del (**Es16.402**))
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