Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es16.29**) izquierda, acudís en nuestra ayuda de tantos modos. íAh, si me fuera permitido descorrer el velo que cubre tantas obras industriosas de caridad, como muchos de vosotros hacéis a lo largo del año, se verían cosas dignas de contarse entre las gestas de los fieles cristianos de los primeros siglos! Me limitaré a algunos hechos callando nombres y lugares. Hay personas que encuentran la manera de ahorrar, trabajando sin descanso en obras de caridad, como coser y remendar la ((**It16.23**)) ropa hecha jirones, hacer calcetines, camisas; y después lo traen diciendo: -Esto para vestir a los pobrecitos de Jesús-.Hay otros que limitan incluso la calidad y cantidad de los alimentos, de la ropa, de las alfombras; dejan para más tarde la renovación del coche o renuncian a él, y lo hacen, según ellos dicen, para reunir algún dinero con que dar de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos. Conozco personas acomodadas y de elevada condición que hacen largos viajes junto con los más pobres,. renuncian a todo boato y comodidad; se privan de ir a honestos esparcimientos, reducen el número de personas de servicio, convirtiéndose, por así decir, en servidores de sí mismos, con el único fin de disponer de algún dinero más, para dedicarlos a obras de caridad 1. Y algunos aprovechan el veraneo para confeccionar o reparar prendas de vestir para los niños pobres. No hace mucho tiempo, entró cierta persona en una de nuestras casas y vio que bastantes muchachos llevaban ropa de verano. Se conmovió y, al enterarse de que la carencia de medios impedía hacer las necesarias provisiones, quiso remediarlo ella misma, y, antes de que acabara el día, aun con grave sacrificio de su parte, proporcionó la ropa necesaria a aquellos pobrecitos de J. C. Un rico señor, cuyo nombre también debo callar, supo que en otra casa escaseaba el pan, pues el panadero se negaba a darlo por la gran deuda que ya se había contraído con él. Como no tenía dinero disponible en aquel momento, no vaciló en deshacerse de algunos valores fiduciarios, para pagar aquella deuda y así poner al panadero en condiciones de seguir dando de comer a los hambrientos. Y no sigo esta relación, que podría ser muy larga; pero no puedo dejar de bendecir a Dios, bendecir la santa religión católica que infunde tanta fe en el corazón de sus hijos, que infunde tanta caridad en quienes la profesan. Sí, doy las gracias, etc. La Unit… Cattolica del día primero de febrero, después de compendiar brevemente el discurso y describir la impresión producida por sus palabras, observaba que los oyentes habían quedado convencidos de tres cosas, a saber: que don Bosco no era solamente un amigo, un padre, sino también un elocuente abogado de la juventud; que, si hubiese tenido medios, a la medida de su celo y su fuerza de voluntad, habría cambiado la faz del mundo; y que ayudar a sus instituciones era hacer una obra no sólo católica, sino también filantrópica y social. ((**It16.24**)) Después de la conferencia sucedió un gracioso episodio, que solía contar don Mayorino Borgatello. Al ir don Bosco desde la sacristía hasta el despacho del Rector de la iglesia, se encontró en el pasillo con un grupo de nobles señoras, que esperaban allí para saludarlo. Se 1 Un Cooperador que practicaba exactamente todo esto era el conde Próspero Balbo, de Turín, a quien recuerdan los más ancianos de los nuestros.(**Es16.29**))
<Anterior: 16. 28><Siguiente: 16. 30>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com