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((**Es16.224**) último, tomó la palabra don Bosco. Aunque instrumento indigno e imperfecto, se ponía a disposición de los que habían solicitado su ayuda. Felicitó a los fundadores, bienhechores y administradores del orfanato y, en particular, a las religiosas que lo cuidaban, dignas hijas de San Vicente de Paúl; el gran héroe y perfecto modelo de la caridad cristiana añadió: -Admiro cuanto aquí se ha hecho y yo no vengo a destruir vuestra obra, sino únicamente a mejorarla, si puedo, con vuestra colaboración. Terminó invocando la bendición del Señor sobre los presentes y sobre sus familias. También en este caso, el mencionado diario repetía en otros términos la observación de sus colegas. <((**It16.262**)) producir fuerte impresión en un auditorio y que disponen a dejarse convencer. Tiene poca voz, pronuncia defectuosamente, usa un lenguaje incorrecto y no hace el más mínimo esfuerzo por hacer menos sensibles estas desventajas oratorias y suplir con la acción la evidente insuficiencia de la dicción. Y, con todo, este débil anciano arrastra por donde pasa a las masas; este orador, aunque mal hablista y cuya voz se oye con dificultad, sacude e incita a los más duros sacrificios. Si no hubiese algo más prodigioso en la vida de don Bosco, >>no bastaría este milagro, que se repite cada día?>>. El día siguiente, fue a hablar en la iglesia de San Mauricio; informó ampliamente de ello a sus lectores el Pas-de-Calais-Arras en los dos números del siete y ocho de mayo. Dos clases de personas, según el periódico, conocían a don Bosco antes de que su nombre corriese, como sucedía entonces, por toda Francia, a saber: los peregrinos de Roma, que habían sido testigos entusiastas de su actuación en Italia, y los que, yendo a Niza en busca de salud, habían tenido también la gran satisfacción espiritual de respirar el perfume procedente de la obra salesiana de aquella ciudad. Todos éstos, transformados después en apóstoles del apóstol, iban cambiando sus penosas peregrinaciones por piadosas oraciones, convirtiéndolas también en instrumento de salvación para muchos. Después de esta observación preliminar, el corresponsal hacía la presentación de don Bosco en estos términos: <(**Es16.224**))
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