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((**Es16.170**) en la Patagonia entre los salvajes. Es un inmenso territorio cubierto de tinieblas, las tinieblas de la idolatría, y es un grandísimo milagro del Señor convertir un pueblo a la verdad. Se necesitan para ello muchas oraciones, mucho trabajo y mucho tiempo. El tiempo es de Dios, el trabajo de los Misioneros, la oración de todas vosotras. Pedid, pues, que Dios toque los corazones y aumente el número de los cristianos y de los devotos de María. Por mi parte, rezaré y haré rezar para que vosotras lleguéis a ser todavía más santas y nos podamos encontrar todos juntos en el cielo. -Padre, dijo el secretario arzobispal, también hay casas del Sagrado Corazón en América, como en Chile y en otras partes. -íBien, muy bien! Me alegro muchísimo. >>Tenéis también en Brasil?... Las necesitan muchísimo. Hay poquísimos sacerdotes para un territorio tan extenso como doce veces Francia... íOh! Sí, hay extrema, extrema necesidad. Dicho esto, se recogió, hizo rezar una avemaría y bendijo a todas las personas de la casa y a sus familias. Al salir de la sala, encontró a una alumna retrasada mental puesta allí para que la ((**It16.196**)) bendijera. Se detuvo ante ella y, con mucha atención y bondad, le dijo: -Rezad cada día, hasta la fiesta de todos los Santos un padrenuestro y una avemaría y sed muy obediente. Después la bendijo muy despacito y con afecto. Junto a la puerta de la sala estaban agrupadas las novicias, que habían podido oír sus palabras. Le fueron presentadas dos; una le pidió oraciones por su madre y la otra por su padre. Este, alejado de Dios, estaba furioso, porque la hija quería hacerse religiosa. Don Bosco las miró con ternura y prometió sus oraciones; después dijo a la segunda que su padre cambiaría de vida y tendría una buena muerte, como sucedió unos años más tarde. Miró sonriendo paternalmente a la primera y le dijo que su pobre madre era una alma de Dios, buena y santa, a pesar de su pasajero descontento y que no tardaría en ir a visitarla y ser amiga del convento hasta la muerte. También se cumplieron estas predicciones. Pasó por último a las alumnas, reunidas en otra sala próxima. Se lee en el diario de la casa: <>. Manifestó ante todo su satisfacción al ver que eran tantas. Y añadió: -Me alegra siempre mucho observar que las casas del Sagrado Corazón están en todas partes repletas de alumnas. Bendito sea Dios por ello. Es para mí una gran satisfacción ver cómo Dios ha escogido (**Es16.170**))
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