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((**Es16.162**) eterna ((**It16.186**)) salvación 1. Una prueba de que lo llevó allá el recuerdo de nuestro santo Patrono, está en los dos renglones, que escribió bajo su propio nombre en el registro de las misas: Sacerdote Juan Bosco, Superior de la Pía Sociedad Salesiana, encomienda a san Francisco de Sales todas sus obras, de las que él es patrono. Celebró en aquella iglesia el domingo veintinueve de abril. Mucho antes de las ocho ya no había un espacio libre en el templo. Don Bosco dirigió unas palabras a los fieles en torno a los méritos de la caridad y al fin de sus propias obras. Cuando salía, dos rapazuelos, que se habían metido dentro y habían luchado con pies y manos para avanzar entre la gente, aparecieron ante él y estuvieron allí un minuto contemplándolo sonrientes; después, a una señal del Santo, se agarraron uno a su mano derecha y otro a la izquierda, sin dejar de mirarlo y sonriendo al oír sus palabritas, mientras él avanzaba lentamente sin soltarse de aquellos apretones, sino dejándolos dueños de sus manos. Entretanto escuchaba y contestaba a cuanto le decían los que le rodeaban y los dos chavales no se separaron de él hasta que llegaron los padres. La graciosa escena llamó la atención y fue comentada por los diarios. La iglesia de Santo Tomás de Villanueva se encontraba cerca de una comunidad religiosa que llevaba el nombre del Santo español. Don Bosco fue a hacerles una visita antes de partir. Vive todavía en la comunidad el recuerdo de dos visiones de conciencias. Se encontró con la Maestra de las Novicias y le dijo: -No pida ser substituida. En efecto, aquella religiosa calculaba precisamente cómo librarse de aquel cargo; pero no había dicho una palabra de ello a nadie. Y después cuando estuvo delante de todas las Hermanas reunidas, dijo de improviso: -íPero aquí falta una hermana! Y así era; había una ((**It16.187**)) fuera, atendiendo a los forasteros, a la que precisamente tenía algo que decir el Santo, y se lo dijo apenas la vio. -Usted tiene grandes angustias interiores; pero no se asuste por ellas ni las tome en mal sentido; son una prueba que Dios permite. 1 La imagen es llamada popularmente la Virgen Negra por su color, pero su verdadero título es Nuestra Señora de la Liberación. Ante ella, había hecho el joven Francisco de Sales su primer voto de castidad. Entonces se veneraba la estatua en la iglesia de san Esteban des GrŠs en el barrio de los estudiantes, en la calle san Jaime. Salvada, por la actuación de personas piadosas, durante la revolución, fue confiada en 1806 a las Hermanas de Santo Tomás de Villanueva, en la calle SŠvres. (**Es16.162**))
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