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((**Es15.662**) obra de tanta importancia, como es la construcción de una nueva iglesia parroquial en la parte nueva de Roma, y de un hospicio para la educación de quinientos muchachos, tan necesaria en esta Capital del Orbe Católico, quizá más que en otras ciudades, y que la iglesia y el hospicio estén dedicados al Sagrado Corazón de Jesús. Ciertamente, para V. S. y para cuantos le ayudaron desde el principio en su ministerio en favor de los muchachos (entre los cuales ocupa un lugar eminente el que suscribe desde 1848 hasta el presente) es para dar gracias a Dios de que el granito de mostaza haya crecido de tal modo, hasta llegar a ser un árbol con ramas tan extendidas que ofrecen albergue a los pájaros del aire, según la expresión del Santo Evangelio. >>Hay misión más noble que la de ayudar en gran esfera a la misma misión de la Iglesia en su ciudad central, y donde plantaron sus tiendas Santo Domingo, San Ignacio, San Cayetano, San Camilo y San Felipe? íQué satisfacción experimentarían, si viviesen todavía, mi buena madre, que durante unos veinte años hizo precisamente de madre paciente y tierna de los hijos adoptivos de V. S. y mi hermana Mariana, que continuó la misma tarea durante otros diez! Llorarían de alegría. Quisiera yo poseer algo de las riquezas del Cardenal Farnese que edificó la iglesia de Jesús, y construir ésta del Sagrado Corazón en Roma, que tanto necesita encenderse en el amor del que es fuente inagotable este Corazón Divino: mas, por ahora, sólo puedo ayudarle con mis oraciones. Las muy costosas obras que he emprendido para bien de esta diócesis (entre las cuales el haber proporcíonado a los Salesianos el Colegio de Valsálice con el desembolso de diez mil liras y doscientas cincuenta anuales) han agotado mis recursos. En cuanto a mis diocesanos, habiendo tenido que recomendarles casi contemporáneamente, de pocos años a esta parte, las iglesias del Sagrado Corazón, de San Segundo, y de San Joaquín en Turín, y ahora de nuevo la del Sagrado Corazón para terminarla y decorarla, y también la nueva iglesia parroquial de los Angeles Custodios, que se comenzará cuanto antes en Turín; además, la manutención de los clérigos pobres y el hospicio de Lanzo, y habiendo pedido, en menos de nueve meses por dos veces, limosna para el Obolo de San Pedro, no me parece prudente hacer una recomendación especial para la iglesia del Sagrado Corazón en Roma; y ésta es la respuesta que ya di a la invitación del Cardenal Vicario. Además V. S. conoce cien veces mejor que yo, cuáles de mis diocesanos, lo mismo en Turín que en otras partes de la diócesis, están dotados del velle y del posse respecto a iglesias por construir y obras por realizar; y sabe, por larga experiencia, que su sola palabra ((**It15.777**)) sin más es eficacísima para conseguir el intento. Ahora bien, en cuanto al Arzobispo de Turín conténtese V. S. con las plegarias que cada día presento en el altar por la prosperidad de la Congregación Salesiana, y por el triunfo de la santa Iglesia en Roma, y por el rápido acabamiento de la iglesia y el hospicio del Sagrado Corazón en la santa ciudad. Sí, dígnese el Sacratísimo Corazón de nuestro divino Redentor esparcir sus llamas de caridad en el corazón de V. S. y de sus Salesianos y de todas las personas, especialmente los muchachos, a quienes V. S. y los suyos dirigen sus cuidados. Dígnese encenderlos a todos en el fuego de su caridad, para que a su vez, enciendan también el mayor número posible de hombres. Esta es mi plegaria a D. O. M. con la que acabo esta carta. Con el mayor aprecio de V. S. Rvma. Turín, 10 de agosto de 1881. Afmo. en el Corazón de Jesús >> LORENZO, Arzobispo (**Es15.662**))
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