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((**Es15.592**) del colegio Pío, que los Salesianos tienen en Montevideo, y me había manifestado la intención que él tenía de organizar una buena estación meteorológica en aquel colegio situado en una óptima posición. Yo acepté gustoso la muy oportuna proposición, y hoy puede decirse que el Observatorio de Montevideo es una realidad. Se han comprado ya los aparatos y estoy preparando a los observadores que partirán muy pronto para aquel lugar. El observatorio de Montevideo será dotado de los mejores aparatos que poseen nuestras estaciones meteorológicas, sin excluir el anemómetro Denza, y un buen aparato para la declinación magnética. Eso podrá guardarse en el Observatorio central de la nueva red. Además de este Observatorio, cuya fundación, como se ha dicho, es independiente del deseo del Congreso Geográfico, don Bosco pone desde ahora a disposición otros dos en aquellas regiones, uno en Buenos Aires y otro en Carmen, cerca de la desembocadura del Río Negro, que es el ((**It15.691**)) confín septentrional de la Patagonia. También estas dos estaciones serán dotadas de los aparatos que se requieren para una estación de meteorología completa. En ellas, lo mismo que en Montevideo, se harán las observaciones de un modo regular y continuo porque en aquellas localidades ya existen casas de Salesianos dotadas de personal capacitado. A estas tres estaciones, hay que añadir una cuarta que la Asociación posee en el interior de la misma República Argentina, cerca de los Andes, fundada por la antigua Correspondencia meteorológica Italiana en el seminario conciliar de Salta, bajo la dirección del profesor reverendo Noalles que ya envía sus observaciones desde hace dos años. A dichas estaciones, se añadirán otras de tercer orden que se encargarán de observacines sobre la temperatura, lluvias y otros fenómenos atmosféricos especialmente sobre el Río Negro. Otra estación, que tendrá su importancia, será establecida muy fácilmente por los mismos misioneros en Petrópolis, fuera de Río de Janeiro. Esta primera organización de un servicio meteorológico en las regiones más al sur de América, ofrece por sí misma una gran importancia para la Física del Globo. No es, sin embargo, más que el principio de un trabajo mayor y más extenso; y, gracias a la laboriosidad de los misioneros italianos y a la protección cada vez mayor de que gozan merecidamente en aquellos países, se irán organizando otros centros de observación más importantes poco a poco y se espera que, dentro de pocos años, se habrá puesto uno en el mismo Cabo de Hornos. De esta forma, sin grandes gastos, y sin ruido, se llegará a la difícil solución de un problema que ardientemente desea la meteorología actual; y, lo que no importa, menos los resultados que nos serán enviados desde aquellas lejanas regiones del Globo, en los que es muy difícil establecer controles, se tendrán con plena confianza de los técnicos, por haber sido recogidos por hombres sacrificados, sin más finalidad que la de ser útiles para la Ciencia. Desde el Observatorio de Moncalieri, 2 de noviembre de 1881 P. F. DENZA. (**Es15.592**))
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