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((**Es15.448**) Cooperadoras de Liguria sobre las conferencias dadas a los Cooperadores Salesianos en diversos lugares; y este año tenemos la gran satisfacción de anunciar que la primera reunión de los mismos tendrá lugar en la ciudad de Génova, en San Siro, el jueves día treinta del corriente marzo>>. Advertía, además, que la invitación se extendía igualmente a todos los que desearan conocer la pía asociación y hacía saber que la cuestación sería a favor del hospicio de San Vicente, que pasaba por una grave situación económica. Aquel mismo día recibió una cordial invitación del excelentísimo señor arzobispo don Salvador Magnasco, para almorzar en el palacio episcopal. Lo acompañó don Juan Bonetti, el cual no se apartó de su lado hasta entrada la noche y así pudo escribir y entregar a la imprenta una amplia relación para el próximo número del Boletín, que debía salir el día primero de abril. Don Bosco fue a la basílica en el coche del Arzobispo. La encontró abarrotada de fieles. El periódico católico de Génova, Cittadino, había esparcido la noticia; y también lo habían anunciado desde el púlpito los predicadores cuaresmales. Desde aquel día en adelante, se observó el consabido ceremonial. He aquí a grandes rasgos el contenido del discurso. ((**It15.518**)) Dios quiere que todos atiendan a su prójimo; hoy los más necesitados de esta caridad son los jóvenes pobres y abandonados. Y los medios para ayudarlos son los oratorios festivos, las escuelas nocturnas para aprendices, las escuelas diurnas gratuitas, la catequesis, las fundaciones benéficas y, sobre todo, los internados gratuitos. El hospicio de San Vicente de Paúl, con su historia y sus necesidades. La obligación de la limosna y su medida. Y, como este punto fue el que más impresionó, traemos aquí el resumen del mismo que fue publicado en el Boletín del mes de abril. Dios ha hecho que el pobre tenga que ganarse el cielo con la resignación y la paciencia; y ha hecho que el rico tenga que ganarse la salvación con la caridad y la limosna. Algunos creen que es lícito disfrutar de todos los bienes de fortuna que el Señor les ha concedido; lícito conservarlos, hacer que se multipliquen, emplearlos a su gusto, sin hacer partícipes de ellos a los menesterosos. Otros creen que hacen bastante cuando dan unas monedas o prestan algún socorro escaso y a la fuerza. Esto es una equivocación. Jesús manda la limosna: Quod superest date eleemosynam. Dad limosna >>y de qué? De lo que sobra para vuestro honrado sustento. No se me diga que esto es un consejo y no un precepto. Con el Evangelio en la mano os respondo que el consejo es abandonarlo todo, para hacerse voluntariamente pobre, como los religiosos; pero que es un precepto dar de limosna lo superfluo. Quod superest date eleemosynam; estas palabras no son mías, sino de Jesucristo, que nos ha de juzgar y, ante cuyo tribunal, no valdrán pretextos ni subterfugios. (**Es15.448**))
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