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((**Es15.322**) evangelio, se ve al Apóstol ante la asamblea de los fieles llenos de veneración con su respetable persona, que presenta al Obispo de Esmirna a un muchacho, para que lo eduque para el santuario; en el cuadro de enfrente está san Juan en un peñascal donde alcanza y estrecha contra su pecho al pobre muchacho, que se pervirtió y convirtió en capitán de bandidos. El pintor quiso representar, en las dos escenas, la obra preservadora y redentora de don Bosco en pro de la juventud. En el presbiterio en la parte correspondiente con estas dos historias, hay dos grupos de ángeles, trabajo de José Rollini, exalumno del Oratorio, que cantan un himno de gloria y de victoria al Cordero de Dios, el cual rompe los sellos que cierran el libro de los futuros destinos reservados a la Iglesia, como narra san Juan en su Apocalipsis. El templo está dividido en tres naves. Sobre las paredes laterales se destacan siete medallones (hay uno sobre la puerta) de los siete obispos del Asia Proconsular, mencionados en el Apocalipsis de san Juan. Los pintó el maestro Reffo. Otros dos medallones adornan las paredes del fondo de las naves laterales sobre cada una de sus puertas. En ellos pintó el profesor Salvino Caneparo, de la Real Academia Albertina, a san Alfonso María de Ligorio a la derecha y a la izquierda a san Francisco de Sales, los dos santos declarados doctores de la Iglesia por Pío IX. Estas dos naves continúan alrededor del ábside, formando un cómodo corredor, que permite dar la vuelta por detrás del altar mayor sin estorbar las funciones. ((**It15.369**)) Hay en las paredes diez altos ventanales y seis grandiosos rosetones, por los que entra en la iglesia una luz moderada. Los ventanales tienen vidrieras de colores, que dejan penetrar una luz suficiente para favorecer el fervor religioso. Los cinco rosetones que están bajo el medio casquete esférico del ábside, presentan pintadas al vidrio, las figuras de san Juan Evangelista, Santiago, san Andrés, san Pedro y san Pablo. Hay seis altares laterales: los dos más importantes están dedicados a la Inmaculada y a san José, y todos tienen imágenes de varios autores, notables por su mérito relevante. El altar mayor, de forma oriental, tiene doble mesa y un grandioso tabernáculo; lo circunda una gran balaustrada en piedra de Satrio con cuatro bonitas cancelas de acceso. El pavimento de mármol en mosaico a la pompeyana tiene su pequeña historia. El presupuesto suponía un gesto de nueve mil liras. Un día se encontró don Bosco en Sampierdarena con el Señor Repetto, que poseía en Lavagna Lígure una cantera de mármol, y lo saludó dándole el título de caballero. (**Es15.322**))
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