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((**Es15.228**) El ir en busca de una solución pacífica, en aquel instante, incluía una escasa seguridad de victoria, mientras que, por parte de los Salesianos, el adaptarse equivalía a confesar el miedo a una condena justa. Siempre en busca de una conciliación, monseñor Fissore había obtenido ya una declaración firmada por don Miguel Rúa y don Juan Bonetti contra los libelos y habría querido también otra firmada por don Bosco para presentarla a monseñor Gastaldi; pero don Bosco no la mandó, antes al contrario intentó inútilmente que le devolvieran la precedente. En cambio, dejó en manos del cardenal Nina la siguiente: Eminencia Reverendísima: Siempre ha sido mi mayor deseo alcanzar un arreglo amistoso en la causa del reverendo don Juan Bonetti. Varias veces hice proposiciones a S. E. el señor Arzobispo de Turín, que fueron aceptadas, pero después rechazadas. Una fue en mayo de 1879. El día 26 fui llamado por el mismo monseñor Gastaldi; me presenté y quedamos de acuerdo en que don Juan Bonetti estaba rehabilitado para atender las confesiones de los fieles en toda la diócesis de Turín, dejando a la prudencia del abajo firmante que no enviara a este sacerdote a residir en Chieri, pero era libre de ir a predicar y confesar allí en casos particulares, sin ningún óbice por parte de la autoridad eclesiástica. Esta propuesta fue aceptada y, como tal, se la comuniqué a don Juan Bonetti que se alegró mucho, y todos experimentamos una gran satisfacción de que, finalmente, terminase una cuestión inútil, que nos consumía un tiempo inmenso, que todos deseábamos dedicar al bien de las almas. Pero, a la mañana siguiente, ((**It15.255**)) 27 del mismo mes, muy temprano, recibí una carta del señor Arzobispo en la que revocaba por tiempo indeterminado todo lo que se había convenido el día anterior. En la actual situación de las cosas, no veo mas solución que pueda convenir a ambas partes, sino la ya propuesta y aceptada en el mes de mayo de 1879, esto es: 1.° El Arzobispo de Turín faculta a don Juan Bonetti para atender a las confesiones de los fieles en toda la diócesis de Turín. 2.° Don Juan Bonetti continúa, como buen sacerdote, trabajando por la mayor gloria de Dios, como conviene a un honesto y celoso sacerdote. 3.° Para que no vuelvan a suscitarse cuestiones de este género, el Arzobispo retira dos comunicaciones, una con fecha del 25 de noviembre y otra del 1 de diciembre de 1877, en las que amenaza al sacerdote Juan Bosco con la suspensión ipso facto incurrenda, si escribe, imprime o propaga escritos o expresiones que puedan resultar a cargo del Arzobispo de Turín. Estas comunicaciones que se reclaman, se echaran al fuego y no se hablara mas de ellas. Respecto a la cuestión de los opúsculos, debo declarar que ni yo, ni los Salesianos nos hemos jamas mezclado en esto, por cuanto me consta hasta ahora. Siempre he lamentado, y todavía lamento, que se hable contra la autoridad eclesiástica. Estoy, ademas, muy dispuesto a condenar la materia en ellos contenida, cuando se me muestre lo que deba condenarse, conforme al criterio de la Iglesia. Los que los han leído y meditado convienen, por otra parte, en afirmar que la materia de estos opúsculos o libelos concuerda completamente con los principios e ideas recomendadas en estos últimos tiempos por el Padre Santo. (**Es15.228**))
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