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((**Es15.155**) en favor de varias obras importantes, pero que le parecía la más importante de todas no dejar que faltara lo necesario a las preciosas esperanzas de la Congregación; y que, por eso, se la recomendaba a ellos con este fin. <>. Habló a las Cooperadoras de la misma forma, exponiendo lo que se había realizado durante el año, en favor de la juventud pobre, por los Salesianos y por las Hijas de María Auxiliadora: el aumento y ampliación de las casas, el crecimiento cada vez mayor de almas dirigidas por la senda del cielo, las escuelas agrícolas, los asilos, colegios y oratorios festivos para las niñas. Que, si querían tener una idea de lo que se hacía en estos oratorios, fueran a ver cómo trabajaban las Hijas de María Auxiliadora en Turín o en la cercana Chieri. Después de describir la vida de ambos oratorios, continuó diciendo: Ante este espectáculo, experimentaríais una gran satisfacción y desearíais que se abrieran centros semejantes en otros puntos de la ciudad y en todos los pueblos del mundo. Ahora bien, lo que se hace cerca de nosotros en las ciudades de Turín y de Chieri, se lleva también a cabo en más de cuarenta casas, dirigidas por las Hijas de María Auxiliadora; se hace en Italia, en Francia y en América; se hace hasta en la salvaje Patagonia. íSi tuviéramos medios, cuánto más se podría hacer! La buena voluntad no falta, pero no basta. Para comenzar y sostener estas obras, se requieren grandes cantidades de dinero y éstas se hacen desear las más de las veces. >>Cómo, pues, promover estas y otras obras de caridad y de religión? Imitando a las mujeres hebreas en el desierto, cuando se trató de fabricar un ídolo para adorarlo en vez de al verdadero Dios. Moisés había subido al monte Sinaí para recibir del Señor las tablas de la ley y tardaba en volver. Entonces el pueblo, impacientado, se sublevó contra Aarón y le exigió que les hiciera un ídolo semejante a los que se adoraban en Egipto: quisieron que les hiciese un becerro. Atemorizado por los sublevados, Aarón se mostró dispuesto a condescender; pero -quizá sólo para apartar a aquellos desalmados de su impía pretensión- les pidió que le llevaran los anillos, brazaletes, collares y zarcillos de sus mujeres y sus hijas. >>Lo creeríais? Apenas hizo ((**It15.170**)) la petición, colocaron a sus pies un montón de estos objetos de oro; los hizo fundir y esculpió un becerro, ante el cual se postraron hombres y mujeres, celebrando una fiesta impía, como se lee en la Sagrada Escritura. Ante este hecho, >>no es una vergüenza ver a las mujeres y muchachas hebreas privarse de sus objetos más queridos para contribuir a una obra inicua, y ver, por otra parte, a las mujeres y jóvenes cristianas adornarse como si fueran reinas o damas de la corte y quedarse en la imposibilidad de dar una limosna para gloria del Dios verdadero, para el decoro de sus iglesias y para atender a tantos niños y niñas abandonados? No quisiera yo encontrarme en el lugar de estas mujeres a la hora de la muerte. No quisiera estar en su puesto el día del juicio. No quiero decir con esto que una mujer, que una señora esté obligada a despojarse de los adornos convenientes a su estado; si las conveniencias sociales le obligan a llevar tales adornos, llévelos. Pero, quiero decir que está obligada a no excederse, a no (**Es15.155**))
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