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((**Es14.496**) larga discusión. Todos estaban de acuerdo en lo honorífico de la proposición pontificia, pero también en lo oneroso de la misma; había deudas que pasaban de las trescientas mil liras y no parecía, por tanto, prudente y aconsejable en conciencia meterse en una empresa que iba a tragarse millones. Se pasó de la discusión a la votación y resultaron seis votos en contra y uno sólo a favor, ciertamente el de don Bosco. ((**It14.581**)) Al ver rechazada de aquel modo la proposición del Padre Santo, sonrióse don Bosco y dijo: -Todos me habéis dado un no rotundo, y está bien, porque habéis actuado según la prudencia necesaria a seguir en casos serios y de suma importancia como éste. Pero, si en lugar de un no me dais un sí, os puedo asegurar que el Corazón de Jesús enviará los medios para levantar la iglesia, pagará nuestras deudas y, además, nos dará una buena propina. Sus palabras, inspiradas en su gran confianza en la Providencia de Dios cambiaron de repente los pareceres, de modo que, repetida la votación, los seis noes se convirtieron en síes. Es más, se examinó el proyecto y se vio que era demasiado pequeño por lo que, en aquella misma sesión capitular, se acordó proponer al Padre Santo otro más amplio y que resultase digno del Sagrado Corazón y de Roma. Y así se hizo. La propina no era otra cosa que el colegio, el cual no entraba en las intenciones del Papa, pero sería algo añadido, dado casi a título de premio por el Sagrado Corazón. Las deudas de la Congregación, como el Siervo de Dios había prometido y como atestiguó el cardenal Cagliero en los procesos 1, se pagaron sin que surgieran ineonvenientes. Inmediatamente se iniciaron las negociaciones. Durante las mismas nació una nueva idea. El Consejo Superior de la Juventud Católica Italiana, con sede en Bolonia y presidido por el conde Acquaderni, había acordado levantar un monumento a la santa memoria de Pío IX, pero sin determinar la forma. Sucedió, pues, que en mayo de 1880 el Cardenal Vicario manifestó al presidente su deseo de que se uniera el proyecto del monumento con el de la iglesia que se iba a construir. Se adelantaron diversas proposiciones, pero la más aceptable pareció ser la de unir a la iglesia del Sagrado Corazón una casa, que llevara el nombre del difunto Pontífice y tuviera como fin formar buenos y sabios educadores de la juventud. La intención de honrar la memoria de Pío IX ya era parte del programa ((**It14.582**)) para la fundación 1 Summarium super virtutibus, número VI, De heroica spe. & 149. (**Es14.496**))
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