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((**Es14.356**) ((**It14.413**))->>A qué viene esa mala agua?, dijo don Bosco. Le vendrá mucho mejor un trago de vino. Si quiere agua, déle de la otra cristalina. Y señalando la botella del agua corriente, le servía vino. -Bendiga al menos esta agua, replicó la madre. El Beato condescendió, pero hizo ademán de que retiraran la otra. La enferma estaba tan perfectamente curada que, al día siguiente, fue con la madre a devolverle la visita. Es muy notable el caso del señor Bonnet, marsellés. Había ido éste a tomar las aguas de Allevard, en el distrito de Grenoble, por razón del estómago y le pareció tan feliz el resultado que, antes de partir, quiso ver al doctor Emilio Chatain para agradecerle sus cuidados. Pero, en el mismo momento de despedirse, sintió un fuerte dolor en el hueso sacro y se lo dijo al médico, quien, al examinarlo, le descubrió una tuberculosis local; por lo cual le metió prisas para que volviera inmediatamente a Marsella y se operase. El señor Bonnet obedeció inmediatamente. Consultó en Marsella a especialistas, se sometió a intervenciones quirúrgicas, lo martirizaron durante seis o siete meses, pero sin resultado positivo alguno.Estaba sumido en el mayor desaliento, cuando le llegaron noticias de don Bosco y de su estancia en la ciudad. Ya no quiso saber más; sin pérdida de tiempo, se arrastró hasta él, persuadido de que lo curaría. El Beato lo recibió bondadosamente, lo bendijo y lo animó, diciéndole que estuviese tranquilo, porque recobraría la salud y tendría un gran porvenir en su carrera. Estas palabras le devolvieron, por así decir, la vida; pero lo maravilloso fue que, cuando llegó a su casa, una evacuación repentina de materias purulentas le arrancó la raíz del mal. El doctor Chatain, ferviente cristiano, al contar el hecho, añadía que se había cumplido no sólo la primera parte de la predicción, sino también la segunda; pues Bonnet llegó a ocupar un alto cargo y fue padre feliz de dos hijos guapos y sanos como dos angelitos. ((**It14.414**)) No es menos interesante la narración que hace un sacerdote genovés en una carta a Lemoyne, amigo suyo 1. Presentóse a don Bosco en Marsella una señora que se quejaba amargamente de que su marido se obstinaba en hacerse el descreído y de que tenía un hijo de cinco años que era mudo. El Beato la consoló, prometiéndole que 1 Don Carlos Moro, capellán de las religiosas de la Anunciación en Castelletto (carta, Génova, 5 de enero de 1903). Al tiempo del suceso vivía en Niza, pero tuvo conocimiento del mismo poco después por persona digna de fe. (**Es14.356**))
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